Viernes, 30 de junio de 2006 | Hoy
EL PAíS › LA HIJA DE ILLIA SE QUEJO POR EL INCIDENTE
Emma Illia, la hija del presidente radical fallecido Arturo Illia, acusó ayer al Gobierno de haber cometido “un acto de barbarie moral” y de “desprecio democrático”, al no haber permitido el ingreso de Raúl Alfonsín a la Casa Rosada el miércoles para realizarle un homenaje a su padre a 40 años del golpe militar que lo derrocó. El ministro del Interior, Aníbal Fernández, buscó bajarle el tono al incidente al asegurar que sólo se trató de “una confusión” y que Alfonsín “merece respeto”.
Ajena a cualquier explicación oficial, Emma Illia se manifestó “profundamente indignada” por el incidente y le pidió a la ciudadanía que “sepa interpretar el gesto de violencia y desprecio democrático” que supuestamente cometió el presidente Kirchner. “Ayer se ha caído un antifaz: no era la Cortina de Hierro, era la cortina de odio”, sostuvo la mujer en declaraciones radiales.
El hecho que indignó a la hija de Illia ocurrió el miércoles al mediodía. Luego de participar de una misa conmemorativa en la Catedral Metropolitana, unos 200 radicales encabezados por Alfonsín marcharon a pie hasta la Casa de Gobierno con la intención de colocar una ofrenda floral al pie de la imagen de Illia ubicada en el Salón de Bustos de la planta baja. Pero al llegar al vallado de seguridad de la calle Balcarce fueron detenidos por los policías y los custodios. Luego de hacer las averiguaciones del caso, le respondieron que no tenían autorización para pasar. Indignados, los radicales decidieron hacer el acto allí mismo, frente al vallado de seguridad, donde dejaron apoyada la corona de palmas y laureles.
“Esa corona de laureles pendiendo como un cadáver de la valla es un símbolo de que se avecinan tiempos graves en la Argentina. Han creado odios y el que siembra odios, recoge tempestades”, sostuvo, con cierto dramatismo, la hija de Illia.
Del lado del Gobierno, ayer, Aníbal Fernández buscó desactivar el conflicto. Aclaró que fue todo resultado de una confusión y que apenas se había enterado del suceso se comunicó telefónicamente con Alfonsín. “Yo lo llamé y le dije: ‘Doctor, ¿cómo puede ser que pase esto? ¿Cómo alguien no nos llama por teléfono?’”, sostuvo el ministro, quien calificó el incidente como una “no bien interepretada situación no deseada”.
Fernández siguió: “El manifestó que llegaron hasta aquí –una pena que no lo supiera–, y la seguridad, que uno tiene la obligación de tenerla, analizó la situación en frío, la Casa Militar se puso en marcha para averiguar qué tenía que hacer al respecto y finalmente se decidió impedirle el ingreso”. El ministro del Interior dijo que Alfonsín “es un ex presidente que debe gozar de respeto, como cualquiera de los otros ex presidentes”, sostuvo.
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