Domingo, 20 de agosto de 2006 | Hoy
EL PAíS › RAUL ALFONSIN ADMITIO LA EXISTENCIA DE UNA CRISIS EN SU PARTIDO
El ex presidente Raúl Alfonsín admitió ayer que hay una crisis en el radicalismo pero aventuró que “no habrá quiebre ni ruptura”: “les aseguro que no se dobla”, señaló desde La Rioja. Los próximos quince días serán clave para el futuro de la UCR. Tres encuentros, en tres escenarios diferentes, definirán a partir de mañana el destino de los boinas blancas en 2007. El primer acto convocará a los radicales K y se realizará mañana en Bariloche. Convocados por el gobernador de Río Negro, Miguel Saiz, la idea es reunir a los “radicales que gobiernan”, como gustan llamarse quienes apoyan el acercamiento con el Gobierno, para dar una señal de fortaleza hacia el sector mayoritario que dirige Raúl Alfonsín. El segundo encuentro se hará el martes en el Hotel NH de San Telmo, y reflejará lo que a esta altura es un secreto a voces: que el gobernador de Mendoza, Julio Cobos, será el candidato a vicepresidente de la coalición oficialista. Pero el futuro de la UCR terminará de definirse, sobre todo, en la convención partidaria del sábado, en Rosario.
Se vienen días agitados para el radicalismo. Por la sucesión de reuniones y actos, estas semanas terminarán con definiciones y pronunciamientos importantes para las elecciones de 2007. La definición clave llegará el próximo fin de semana, cuando el radicalismo realice su convención partidaria en Rosario. La corriente que dirige el ex presidente Raúl Alfonsín tiene mayoría en la representación interna de la UCR. Alfonsín es la figura más conocida del espacio que domina los Comités Capital y Provincia. Ese sector impulsa un alineamiento detrás de la candidatura del ex ministro de Economía, Roberto Lavagna.
Pero a la convención de Rosario también irán los radicales K. Aunque al principio se dijo que sólo enviarían a dos representante, el vicepresidente del Banco Central, Miguel Pesce, y el gerente de la Anses, Juan José Laxagueborde, al final enviarán a unos veinte convencionales. Comparado con la mayoría alfonsinista, la representación de los radicales K tendrá un rol puramente testimonial. Aunque de ambas partes se cuiden en mencionar la palabra ruptura, es difícil no imaginar que el proceso termine sin una fractura. Pero nadie quiere hablar de ese tema. Un ejemplo lo dio ayer el senador Gerardo Morales (UCR, Jujuy), quien pronosticó que sus correligionarios que apoyan a Kirchner “se irán solos” del partido.
Con la misma cautela se pronunció el propio Alfonsín. Cuando le preguntaron por la convención de Rosario, evitó dar una definición tajante sobre el futuro de la UCR. “Se discutirá, desde luego, porque allí irán los llamados ‘radicales K’, que tienen sus convencionales. Esperamos un debate positivo y un esclarecimiento definitivo de nuestras posiciones”, afirmó. El ex presidente estuvo ayer en La Rioja, donde enumeró las causas de su rechazo a las políticas del oficialismo. “Este gobierno hace cosas buenas, según nos dicen los que quieren ir a un arreglo con ellos. Nosotros las reconocemos. Yo las señalo permanentemente, como el no envío de tropas a Irak, los cambios en la Suprema Corte, el canje de la deuda externa. Pero todo se opaca y en el balance es negativo por la bajísima calidad institucional, a la falta de derrame en la mejoría económica del país hacia los sectores populares y por la falta de planificación en el caso energético”, dijo Alfonsín.
En una posición intermedia, el senador Rodolfo Terragno pidió que se “elabore un proyecto” antes de optar entre las candidaturas de Kir-chner o Lavagna. “Están poniendo el carro delante del caballo”, dijo Terragno. Su nombre había sonado como eventual compañero de fórmula del ex ministro.
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