Domingo, 20 de agosto de 2006 | Hoy
SOCIEDAD › MAS REVELACIONES ANTE LA JUSTICIA DE UNA DE LAS VICTIMAS DE GRASSI
Luis Gutiérrez, quien integró el entorno del cura, había relatado cómo abusaba de él. En una nueva declaración dio una lista de otros jóvenes que pasaron por lo mismo. Su testimonio fue refutado por dos compañeros que estarían asesorados por Carlos Telleldín, devenido abogado.
Por Miguel Jorquera
Las causas contra Julio César Grassi por abuso deshonesto y corrupción de menores siguen sumando fojas. Luis Gutiérrez, el joven que formó parte del círculo más íntimo del cura y de su estrategia de defensa legal, amplió su declaración testimonial. Hace poco más de un mes relató ante una fiscalía de Morón las dos veces en las que el sacerdote “lo metió en su cama, lo desnudó, lo puso boca abajo y se montó sobre él jadeante y haciendo movimientos sexuales”. Ahora no sólo confesó ante la justicia que esos hechos “violentos” se repitieron “todos los fines de semana” dentro de la Fundación Felices los Niños a lo largo de dos años, sino que detalló cronológicamente quiénes fueron los menores judicializados y a la guarda del cura que habrían pasado anteriormente por esa misma situación, además de mencionar las posibles nuevas víctimas de Grassi dentro de la fundación después de que el cura recuperó su libertad. Los dichos del joven fueron refutados por otros dos ex internos de la fundación a los que habría preparado el reducidor de autos Carlos Telleldín –el último abogado incorporado a la defensa del cura– para “atacar” a Gabriel, el testigo clave en el juicio oral ahora suspendido.
Luis Gutiérrez estuvo en la Fundación Felices los Niños desde 2000 a 2003, pero el calvario de su relación con Grassi se prolongó “sólo” durante los dos primeros años. En la ampliación de su declaración testimonial, realizada en los primeros días de agosto ante la Unidad Funcional de Investigaciones (UFI) Nº 7 de Morón, a cargo del fiscal Matías Rappazzo, Gutiérrez dijo que “el último contacto sexual” que tuvo con Grassi fue “al regresar de una misión que se desarrolló en las vacaciones de invierno de 2002”. Aunque no especificó si la “misión religiosa” fue en El Calafate, donde hay otra causa abierta contra el cura en la que Gutiérrez también es “la víctima” (ver aparte).
El joven ratificó los “hechos de abuso” que relató en su primer testimonio ante el fiscal Rappazzo, donde describió cómo Grassi “lo metió en la cama, lo desnudó y se montó sobre él, también desnudo, y comenzaba a hacer movimientos sexuales, jadeante y excitado”. Pero también corroboró las dudas de los funcionarios judiciales: durante esos dos años “todos los fines de semana, salvo aquellos en los que salía de la fundación para visitar a mi madrina, tuve acercamientos sexuales del padre Grassi”.
Allí también aseguró que “todos los hechos fueron violentos, por la fuerza y en la habitación de Grassi”. Que por la relación íntima que mantenía con el cura, éste le cedió la habitación contigua que se comunicaba con la del sacerdote a través de una puerta. Un hecho que le acarreó una disputa “por celos” con quien antes había ocupado ese lugar: Flavio Móndolo, otro de los “preferidos” de Grassi. Escenas que incluyeron “fuertes discusiones entre Grassi y Móndolo”, que fue desplazado por Luis de otra serie de “privilegios” que el cura les otorgaba a quienes instalaba en esa habitación durante diferentes etapas.
La apreciación de Gutiérrez motivó la pregunta de la fiscalía sobre la “predilección” del cura sobre otros menores que vivían en la Fundación. Luis respondió “cronológicamente”: “Iván Guex, Flavio Móndolo y yo”. Los tres (ahora mayores de edad) fueron mencionados como posibles “víctimas” de los “abusos” de Grassi en el programa emitido por Telenoche Investiga en 2002 y formaron parte, hasta hace muy poco tiempo, del círculo más acérrimo en defensa del sacerdote. Luis agregó que “por los dichos que circulaban dentro de la fundación, Iván y Flavio también habrían sido víctimas de esos abusos”.
Pero Gutiérrez dejó abierta la posibilidad de nuevas víctimas, al mencionar a otros tres menores por los que Grassi profesaba “predilección” después de que cortó la relación íntima con él: Fabricio, Teodoro y una única mujer, Yamila (los nombres han sido cambiados para preservar su identidad). Aunque aclaró que después de recuperar su libertad, el cura “vive” en la “quinta –que alquila frente a la sede de la fundación en Hurlingham– con Fabián Amarilla”, uno de sus hombres de confianza y un ex seminarista salesiano que conoció en el seminario Don Bosco de Ramos Mejía, antes de que Grassi fuera trasladado de ahí por “problemas” que la congregación religiosa nunca aclaró.
Para neutralizar las declaraciones de Gutiérrez, la defensa de Grassi presentó a dos testigos: los hermanos Carlos y Eduardo Urretavizcaya, dos jóvenes que compartieron con Luis un tiempo prolongado en la Fundación. Ambos intentaron desacreditar los dichos de Luis afirmando que “Gutiérrez era el abusador y que uno de ellos habría sido víctima de él”. Los Urretavizcaya formaban parte de los testigos propuestos por la defensa de Grassi en el juicio oral, ahora suspendido, en el que también apuntarían contra Gabriel, el testigo clave por cuyo testimonio iba a ser juzgado Grassi.
Los hermanos habrían estado en contacto con el reducidor de autos Carlos Telleldín (que se recibió de abogado en la cárcel mientras estaba acusado por armar la Trafic en la voladura de la AMIA), contratado por la defensa de Grassi –según declaró públicamente– “para embarrar la cancha”. Aunque después se habría apartado de su relación “profesional” porque “nunca le pagaron lo que habían prometido”.
La relación con Grassi habría surgido después de que el hijo de Telleldín estuviera en su fundación cuando otra causa penal llevó a prisión a Carlos. Aunque el vínculo también podría haberse establecido a través de sus ex defensoras en la causa AMIA, Laura Fechino y Andrea Novello, que ahora forman parte de la numerosa defensa del cura.
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