Antonio Baseotto, el obispo que sigue a cargo de la diócesis castrense a pesar del deseo del Gobierno, está invitado a oficiar misa hoy en la Basílica de Luján. Esta vez no lo convocaron sus habituales feligreses de las Fuerzas Armadas sino los sectores más selectos de la ultraderecha católica, los que encuentran en la revista Cabildo su medio de expresión. El pretexto formal para la visita estelar del obispo que sugirió atarle una piedra al cuello al ministro de Salud, Ginés González García, por haberse pronunciado a favor de la despenalización del aborto, es la fiesta de San Bernardo Claraval, santo patrono del Círculo de Formación. Los falangistas, neonazis y lefebristas esperan escuchar a Baseotto y marchar en procesión por el centro de Luján.

Desde la Rosada están expectantes por la homilía del cuestionado delegado papal. Iglesia y Gobierno decidieron poner el caso Baseotto bajo un “paraguas” para evitar que esa mala relación contamine todo el vínculo. Sin embargo, cada aparición pública del ex obispo de Añatuya activa el malestar oficial. El pasado 15 de junio, día de la derrota en la Guerra de Malvinas, ofició una misa en la catedral Stella Maris, sede del obispado castrense en jurisdicción de la Armada, y al momento de las “intenciones” se permitió pedir por “los camaradas privados de su libertad”. Sólo uniformes de las tres Fuerzas Armadas poblaban la nave central en la que también pujaban por su espacio añejos trajes de civil como el del gobernador de facto de las islas Mario Benjamín Menéndez, descalificado por inepto y cobarde en el célebre Informe Rattenbach que analizó el desempeño militar en la contienda.

Desde entonces, Baseotto ha mantenido un bajo perfil a pesar de sus frecuentes encuentros con los militares retirados que se activaron a partir del aniversario de los treinta años del último golpe militar y de la reapertura de los juicios por delitos de lesa humanidad. Anteayer, al conmemorarse la misa por la patrona de la Armada en la catedral Stella Maris, el obispo no ingresó al altar y prefirió quedarse en la sacristía. Eso sí, contrarrestó la discreción con la confirmación a algunos de los suyos de su asistencia a Luján.

En la diócesis donde supo echar raíces uno de los obispos más conservadores de la Argentina, Emilio Ogñenovich, funcional al promiscuo lazo con el menemismo, Baseotto contará entre sus escuchas atentos a Antonio Caponnetto, director de Cabildo, confeso admirador de la Falange española, del fascismo italiano y practicante del más recalcitrante nacionalismo católico.

Por decreto de Kirchner, Baseotto dejó de cobrar los 5000 pesos mensuales que recibía por su rango equivalente al de secretario de Estado, pero no perdió el poder en su diócesis, la más grande porque tiene sedes en todo el territorio nacional. Para retirarlo, el Ejecutivo tendría que haber denunciado el acuerdo con el Vaticano, ya que la Iglesia se arroga el derecho de la designación y el relevo de sus obispos. En consecuencia, Baseotto quedó en un limbo a la espera de su pedido de jubilación en abril del año próximo, cuando cumpla 75 años. También tiene pendiente una citación en la Justicia por adopciones ilegales en Añatuya, causa en la que está involucrada su hermana.

El perfil de Baseotto parece hecho a la medida de los fanáticos de Cabildo. Entre sus pergaminos también figura su antisemitismo. En abril del ‘87, no tuvo pudor en dejar registrado en un programa de Canal 7 de Santiago del Estero su concepción. Dijo: “La mayoría de la comunidad hebrea no practica su religión como la mayoría de la comunidad cristiana. ¿Qué hacen estos malos judíos, entonces? Dedicarse a los negocios. Se dedican con mucha habilidad y muchísimas veces con muy pocos principios morales a grandes negocios. Son quienes mueven más capital en el mundo. No les importa con qué medios se enriquecen. Y si la pornografía es buen negocio, vende pornografía. Y si la droga es buen negocio, vende droga. Y si para ganar más conviene chantajear, va a chantajear (...) No podemos tolerar que en nuestra civilización occidental y cristiana los medios para fomentar la cultura estén en manos de los hebreos”.

Hay algo seguro, Baseotto no va a sorprender a su auditorio.