“La tarea rural siempre fue muy sufrida. Siempre tuvo fuertes desventajas. No tiene protección legal y cuando existe cuenta con un control muy reducido”, advierte Alejandro Roffman, especialista en desarrollo regional, investigador del Conicet e integrante del Plan Fénix.

–¿Cómo es posible que en la actualidad la jornada de trabajo de ocho horas siga siendo materia de debate?

–Es un sector trabajador con mucha dificultad para asumirse como tal y una escasa capacidad de reclamo. El sistema laboral al que está sometido el trabajo rural fue cambiando con el tiempo –explica Roffman–. Los avances técnicos incorporados fueron modificando la fuerza de trabajo. Los cambios en los procesos de siembra y recolección, la incorporación de los avances en los métodos mecánicos modifica el perfil del trabajo y cae la demanda de trabajo temporario, el bracero, el que transita las temporadas de recolección.

A su vez, la mayor exportación exige un mayor cuidado en la recolección, mayor especialización. Esto origina fuertes desventajas para el trabajador rural.”

–El bracero es el trabajador que está en peores condiciones laborales, en negro y desprotegido. ¿Qué proporción implica dentro del trabajo en el campo?

–El trabajador estable es la minoría, el que requiere de mayor especialización. Pero la mayoría es temporario.