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El cambio drástico de agenda al que obligó la muerte de Alexis II, patriarca de Rusia, eliminó cualquier paseo cultural o turístico de la Presidenta, incluyendo el viaje a la maravillosa San Petersburgo. Sin embargo, contaban que en el rato que le queda libre entre su última reunión y la salida del avión, Cristina Kirchner tenía ganas de visitar el mausoleo de Lenin, ubicado sobre la misma Plaza Roja. En la Cancillería quedaron en averiguar la posibilidad de realizar la visita.

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Entender algo en Rusia –ya sea hablado o escrito– es imposible, para peor no son muchos los que saben inglés. Por eso se vuelve indispensable el trabajo de los traductores, contactados desde el gobierno argentino. Lo curioso es que estos traductores tienen aprendido un español de fuerte acento castizo, para nada neutro. La sensación es de estar en un contingente de españoles dentro de Moscú.

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Contaban los empresarios que la presidenta Cristina Kirchner tuvo su momento emotivo anoche, durante el cierre de la ronda de negocios en la que pronunció un discurso. Fue cuando se le acercó el productor de maquinarias agrícolas Oscar Dichiara, de la firma Davilor, que se puso a llorar cuando le quiso contar las buenas perspectivas que se le habían abierto a partir del viaje. Dichiara produce máquinas fumigadoras que también siembran y hasta en algunos casos pueden cosechar. Los cortes producidos durante el conflicto agropecuario le jugaron en contra y, desde entonces, firmas de Brasil le empezaron a robar clientes. Rusia se le abrió como un paliativo y le quiso agradecer a la Presidenta en nombre de su familia y de sus catorce empleados. Pero se puso a llorar y Cristina también se emocionó.

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No había integrante masculino de la comitiva argentina que no tuviera algún comentario que hacer sobre la belleza de las rusas. Pasear y observar un rato alrededor de la Plaza Roja hace ver a la tenista Maria Sharapova como una del montón. Las jóvenes –rubias, altas y elegantes– arrancaron los suspiros de los visitantes masculinos.

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El discurso de anoche de Cristina Kirchner estuvo presidido por el del titular de los industriales rusos, colmado de elogios. Tanto que en algún momento hasta quedaron dudas sobre si realmente conocía la edad de la Presidenta, sobre todo en el párrafo que exaltó que “pese a su gran juventud haya ocupado lugares tan importantes en la política”.