24 de marzo. El primer contrapunto de la sesión, entre kirchneristas y radicales, arrancó en medio del repudio de la Cámara al golpe militar del 24 de marzo del ’76. Los radicales reivindicaron la decisión de Raúl Alfonsín de formar la Conadep y de enjuiciar a las juntas militares. Pero, a su turno, la kirchnerista santacruceña Selva Forstmann criticó las “verdades a medias” y aludió a dirigentes del “centenario partido” que fueron funcionarios durante la dictadura. Sus palabras desataron la airada reacción de los radicales Ernesto Sanz y Gerardo Morales, que replicaron a los gritos los dichos de Forstmann desde sus bancas. No pocos, de un lado y otro, se agarraban la cabeza.

Carlitos faltador. Después que el oficialismo alcanzó el quórum para sesionar, los senadores opositores comenzaron a ingresar al recinto. Entre ellos el riojano Carlos Menem, cuyo último paso por la Cámara alta fue el 17 de julio del año pasado cuando llegó al Senado con una bronquitis a cuestas para votar en contra de las retenciones móviles del Gobierno. Aunque gran parte de su ausencia se debió a su pedido de licencia, como parte de su estrategia judicial de para eludir su presentación en los Tribunales Federales porteños por el procesamiento en el contrabando de armas a Croacia y Ecuador. Entonces, los jueces le debieron comunicar los cargos que pesan contra el a través de una videoconferencia.

Cobos, entre Pichetto y Morales. El radical Gerardo Morales seguía su largo discurso fustigando las decisiones del gobierno nacional y el kirchnerista Miguel Pichetto miraba impaciente el reloj por el tiempo que el presidente del Senado le otorgó a su oratoria y pidió a Julio Cobos que interrumpiera al titular de la UCR. Pero desde el micrófono, Morales le ganó de mano: “Hágalo callar, señor presidente”, dijo señalando a Pichetto. Después de varias escaramuzas, Cobos falló a favor del radical: “Tiene cinco minutos más”. Morales habló media hora.