El 8 de julio Ramón Bogado, coordinador de la comisión interna de Kraft, fue absuelto en una causa penal que había iniciado Autopistas del Sol por el corte de la Panamericana, en mayo de 2007, en medio de una protesta por estabilidad laboral y aumento salarial. Sus compañeros sostuvieron en esa oportunidad que el dirigente “viene luchando desde hace años en la defensa de los puestos de trabajo, por efectivizaciones de los compañeros contratados y de agencias, por aumentos salariales, y para mejorar las condiciones de trabajo y del jardín maternal de la planta”. Bogado encabeza la Mesa Federal de la CCC y es miembro del Partido Comunista Revolucionario. Con él mantuvo el viernes una charla de cinco minutos la viceministra de Trabajo, Noemí Rial, como parte de esas “intensas gestiones” para evitar el desalojo con represión. “A Bogado no le respondió su propia tropa”, comentó a Página/12 un alto funcionario de la cartera laboral. Sucede que los funcionarios quizá no ponderaron que en Kraft ya hicieron pie otras expresiones de izquierda, además del PCR, que pudieron haber sido potenciales interlocutores. Bogado habría insistido en que esa acta de compromiso de “mantener los puestos de trabajo” por parte de Kraft debía contemplar a los despedidos, muchos de los cuales tienen fueros gremiales. Para la CGT, las nuevas dirigencias gremiales “combativas” que llaman “burocracia” a las tradicionales nucleadas en la central obrera, cuanto mayor sea el reconocimiento legal de los nuevos sindicatos surgidos de cuerpos de delegados como los del Subte o los de Kraft habrá mayor conflictividad social. Para Kraft, que el lunes quiere volver a producir Milka, Rhodesia, Oreo, Cerealitas y Vizzolini, la condición sigue siendo dejar afuera a los delegados combativos. “Analizaremos uno por uno los casos y veremos a quién reincorporamos”, les dijo el vocero empresarial Pedro López Matheu a los funcionarios que lo recibieron el viernes, dos precisas horas antes del comienzo del desalojo en Henry Ford al 3200.