–¿Quiénes son los posibles aliados?

–A todos los que la piñata kirchnerista no los seduzca, los que no estén dispuestos a prostituirse a los favores del poder.

–Lavagna dijo que Macri y usted “van a tener que decidir si puede o no compartir un programa” con él.

–Históricamente, hemos tenido diferencias muy marcadas. El ha sido el que tomó muchas decisiones que cuestionamos: los subsidios cruzados, la discriminación contra el interior, la destrucción del federalismo. La oferta que le hace Lavagna al país no es zonza: “Yo soy lo mismo que Kirchner, pero con buena educación”. Reconozco que tener tolerancia es importante, pero no estoy de acuerdo con su política. Tenemos que ser firmes en nuestras convicciones y la historia dirá qué resultará.

–¿Veía a los radicales como aliados, antes de que apareciera Lavagna?

–Compartimos una cultura en común. Me han sorprendido los que se han vendido por una lenteja al kirchnerismo. ¿¡Cómo se pueden entregar!? Alem, Yrigoyen, Balbín, Illia, Frondizi se mueren en sus sillas si los ven. ¡¡No podrían creerlo!! No podemos avalar nunca a Stalin, Mussolini, y lo que vaya hacia la concentración de poder y la destrucción de las libertades.

–¿A esa lista suma a Videla y Martínez de Hoz?

–Por supuesto. Yo me opuse en el ’66, en el ’76 y me hubiera opuesto en el ’43, a esa idea del atajo, de que vamos a tener un gobierno eficaz con un enorme daño institucional... ¡Bueno! ¡¡Como el gobierno de Kirchner!! ¡¡¡El toma decisiones sin respetar la Constitución, peeeeeero sube la productividad!!! ¡¡¡¡Mirá cómo gestiona!!!! Eso siempre lo rechacé.

–¿A Carrió la cuenta entre los que no se prostituyen?

–Ella es muy difícil de quebrar para el régimen. Tiene una gran coherencia y una gran firmeza. Y, para no macanear, también son ciertas las enormes diferencias que hemos tenido siempre en las políticas públicas. Ella ve las actitudes del Gobierno en términos de choreo, aunque yo lo veo en términos estratégicos.