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–¿Qué le sugieren la desaparición del testigo Jorge Julio López y el secuestro de Luis Gerez, que declaró contra Luis Patti?

–Me sugieren cosas muy feas. Me sugieren que hay grupos que tienen operatividad como dicen en ciertos ámbitos, aunque no tengan demasiado poder, y que pueden secuestrar o hacer desaparecer a una persona, o mantenerla escondida. Conste que yo, ojalá me equivoque, pero a esta altura del partido no apostaría a que López está vivo. Es mi impresión.

–¿A grupos de qué origen se refiere?

–Pienso que son pequeños grupos, esos que en algún determinado momento llamábamos la mano de obra desocupada, esos siguen estando.

–¿Los vincula con la policía?

–Sí, puede ser, sobre todo con la policía de la provincia de Buenos Aires. Porque es muy curioso que estas dos personas contra las cuales declararon estos testigos eran de la policía de la provincia, que era uno de los mayores colaboradores del terrorismo de Estado, con (Ramón) Camps, con Etchecolatz. Es que además, una vez que le enseñás a la gente que eso es lo que tienen que hacer, después ¿cómo la cambiás?

–¿Qué deben hacer el Estado y la Justicia?

–La Justicia no puede hacer mucho mientras no haga una investigación que la ponga frente a un caso que pueda juzgar. Y el problema es que las investigaciones no quedan precisamente en manos de la Justicia sino que dependen de las fuerzas policiales u otras fuerzas de seguridad.

–¿Qué propone usted ante esta situación en que los sospechosos investigan?

–Esto es muy difícil de decir, porque indudablemente tendría que haber una posibilidad de poder señalar de dónde vienen estos grupos de mano de obra desocupada, o que a lo mejor tampoco es desocupada, que podría tener interés en hacer desaparecer a toda esa gente que ponga en peligro o que declare en contra de algunos de sus ex jefes, como es el caso de estos testigos. También, pienso yo, y aclaro que es un pensamiento unilateral, en los subordinados que con las leyes de punto final y obediencia debida no tenían nada más que temer y que con la reanudación de los juicios por violaciones a los derechos humanos se ven venir que después de los jefes la cosa sigue para abajo. Quizás actúan no para proteger a los jefes sino para protegerse a ellos mismos.

–¿Cómo debería actuar el Gobierno?

–Creo que más de lo que está haciendo es difícil que haga. Debe estimular para que continúen a fondo las investigaciones.

–La Corte manifestó ante el caso de López la necesidad de proteger a los testigos y que no se inhiban de declarar, ¿hará algo más?

–Ahora no puede hacer mucho más que esperar.