Más de una vez Hugo Chávez lo mencionó en público, culpándolo del “desastre” de la Argentina. Ayer, para aprovechar las repercusiones de la visita del venezolano, Carlos Menem pareció querer vengar viejas afrentas: salió a opinar sobre la llegada del bolivariano y los acuerdos firmados entre ambos gobiernos. “Con Chávez, el Mercosur pierde gravitación y corre el riesgo de extinguirse. El acuerdo de Kirchner con Chávez, Correa y Evo Morales ha traído una serie de inconvenientes con la potencia más grande del planeta. Espero que pronto se supere esta situación y se vuelva a las excelentes relaciones entre los Estados Unidos y Argentina”, aseguró el ex presidente. En una nota de opinión publicada ayer, Menem calificó el acto de Ferro como “una repetición paródica del show que se montara en Mar del Plata”, en referencia a la contracumbre de la Américas. La crítica de Menem no fue la única que se difundió en estos días. El candidato a jefe de Gobierno de PRO, Mauricio Macri, la jefa del ARI, Elisa Carrió, y el ex ministro Roberto Lavagna también cuestionaron la visita de Chávez y el recibimiento que le prodigó el Presidente. “El Gobierno le dio mucho espacio. No me parece algo lindo con un líder que no es muy bien visto en el resto del mundo”, dijo Macri. Carrió fue la más dura y volvió a llamar “fascista” al venezolano. “Si fuera presidenta no recibiría a

George Bush, pero un fascismo no se enfrenta con otro fascismo. El acto de Ferro fue una demencial escenografía populista orquestada por Kirchner y Chávez. Además es una provocación a la hermandad uruguayo-argentina que viola la necesaria convivencia entre países hermanos”, aseguró la titular del ARI y diputada en licencia. Lavagna cuestionó que Chávez “utilice suelo argentino para hacer actos masivos confrontativos con el propósito de establecer una división en América latina”. “El Gobierno no puede controlar a Chávez cuando está en territorio argentino o bien piensa lo mismo que Chávez y no se anima a decirlo”, aseguró el candidato presidencial.