–¿Usted es católico?

–Por supuesto.

–¿Viudo, divorciado?

–Soy canadiense... De mi primer matrimonio tengo dos hijas grandes que me dieron tres nietos y que manejan la editorial, lo que me hace posible tomar esta función. Pero hay una tercera persona que trabaja en esta editorial, que es mi ex esposa, la madre de mis hijas, que es la gerenta de comercio exterior, una ejecutiva muy inteligente con la que trabajamos en armonía y cariño. Por eso soy canadiense, porque he logrado sostener el afecto entre nosotros pese a habernos separado. Hace 16 años que me volví a casar y tengo otras dos hijas con Graciela Genovés, una de cuatro y otra de un año y medio, el más grande privilegio que puede tener un hombre de sesenta y lo único que me hizo vacilar a la hora de aceptar.