A cuarenta días de ocurrido el hecho, el círculo de la investigación por el crimen de Angeles Rawson “de a poquito se está cerrando” y la persona que “sigue estando” dentro de él “es (el portero) Jorge (Mangeri)”, declaró Sergio Opatowski, padrastro de la adolescente asesinada. En un largo reportaje televisivo, Opatowski sostuvo que Mangeri “era un hombre de carácter, porque tenía algunos entredichos con la administración; no se llevaba bien, mostraba una veta que me parece puede tener cualquier portero, pero no lo mandemos a la guillotina antes de tiempo”. El padrastro confirmó que el día de la desaparición de Angeles, el ahora único imputado pidió sacar la basura antes del horario habitual. “Fue verdad porque yo lo consulté con algunos de los vecinos y me dijeron que sí, que Jorge había pedido que se sacara más temprano, a las 5 en lugar del horario normal, que era a las 8, pero no sé si eso se cumplió.”

Opatowski reconoció que Mangeri tenía marcas de golpes cuando lo vio en la fiscalía. “Yo escuché que no quería mostrar sus golpes. El dijo que la policía lo había golpeado. Fue citado a la mañana y no se presentó, fue citado después a la tarde y tampoco se presentó.” Agregó, en este punto vital para la causa, que “fue detenido a la noche, a siete u ocho cuadras de casa y él se rehusó a subir al patrullero. Las marcas que él tiene en su cuerpo son muy evidentes, no le plantó nadie esas marcas”.

El padrastro de Angeles eludió hacer un diagnóstico definitivo sobre la marcha de la causa. “Tiene que terminar toda esta investigación y bueno, si fue (Mangeri), que pague.” Dijo que era “normal” la relación de la joven asesinada con el portero del edificio de la calle Ravignani 2360. “Como todos los chicos, era saludarlo; ¡Hola Jorge, cómo te va!” Aclaró que ninguno de sus hijos fue alguna vez a la casa de Mangeri. “Quiero aclarar esto porque en algún momento dijeron que la Mumi (como le decían a Angeles), cuando era chica iba a la casa” en forma habitual. De todos modos, admitió que es posible que “alguna vez, una vez, puede haber subido”, cuando era niña.

También descartó que Angeles subiera a la terraza a jugar “y Axel (su hijo biológico) menos que menos, cero sol, es un chico de computadora”. Precisó que cuando ocurrieron los hechos, Axel “estaba acostado, con fiebre, almorzó en la cama. Yo llegué a las 12.30, me recosté, a las tres y media o cuatro escucho ruidos y veo que es mi hijo y le digo ‘qué hacés acá, no estás en la escuela’ y me dijo ‘perdoname, tengo un poco de fiebre’. Yo le dije ‘acostate’”.

Aseguró que si su hijo “hubiese escuchado algo, al primero que se lo hubiese dicho era a mí; pongo las manos en el fuego por eso. Si mi hijo hubiese escuchado a Angeles a la mañana, la hubiese escuchado gritar, porque de la planta baja se escucha hasta una moneda que tirás, me hubiera dicho ‘papá, escuché gritos en la puerta’”. El padrastro de la joven estimó que Mangeri “pudo haber entrado alguna vez a mi departamento a hacer algún arreglo eléctrico porque falló alguna fase, porque él entendía de electricidad”.

Ante una pregunta, aseguró que le gustaría “que alguien me explicara (por qué la mataron), que algún calificado dentro de la medicina, de la psiquiatría, me explique esta conducta”. Y se preguntó: “¿Cómo puede ser que esto haya sucedido y nadie vio nada?”. Sobre la posibilidad de que el crimen haya sido cometido en la planta baja del edificio, Opatowski consideró: “Para mí no fue ahí. Ahora, yo no te puedo decir si fue arriba porque no lo sé, y por ahí puede haber subido Angeles porque le dijo ‘vení que tengo las expensas para darte’ y subió, cómo no va a subir si era el portero, que hacía 11 años que nos conocía”.