La Cooperativa Gráfica Patricios es una fábrica recuperada en la ciudad de Buenos Aires. Luis Coronel y Gabriel Rojas, integrantes de la cooperativa, explican cómo transformaron una fábrica en quiebra y vaciada por sus dueños en un lugar de trabajo solidario. A continuación, algunas partes de la entrevista relacionadas con el surgimiento de la cooperativa y de la escuela creada allí.

–¿Cómo surge la lucha de ustedes para conservar la fuente de trabajo?

L.C.: –En un principio el conflicto se origina por falta de pago de los salarios. Ante la negativa del empresario, que no tenía respuestas a las inquietudes nuestras, se decide una retención de tareas por falta de pago. Los salarios estaban atrasados casi dos años. Ante la negativa del empresario de seguir con la empresa funcionando, nosotros decidimos formar una cooperativa y buscar la forma, la alternativa de seguir trabajando. Teníamos la maquinaria, teníamos la mano de obra, lo que faltaba era organizar bien el tema para poder seguir trabajando. En ese momento decidimos formar la cooperativa para poder empezar a funcionar legalmente.

G.R.: –La formación de la cooperativa es una respuesta a una situación. La idea era que los trabajadores en determinado momento abandonaran todo, se fueran y se pudiera hacer el vaciamiento de la empresa tranquilamente, sin ningún problema. La respuesta de los trabajadores en lugar de irse fue “nos quedamos acá y vamos a hacer otra cosa”.

–¿Y cómo hicieron para que los trabajadores no se fueran?

G.R.: –En ese momento había una situación en el país de mucha desocupación. Y la gente decía “bueno, ¿qué hacemos, nos vamos a casa? Vamos a estar desocupados o nos quedamos acá y empezamos una resistencia”. El objetivo era lograr lo que está pasando hoy en la cooperativa.

L.C.: –Muchos compañeros no quisieron abandonar la lucha porque, imaginate, compañeros de 15 o 20 años trabajando en el taller perdían todo, perdían antigüedad, no tenían indemnización.

–¿Y cuál es la diferencia entre tener patrón y no tenerlo?

L.C.: –La responsabilidad en sí es la misma, el trabajador que está ahora en la cooperativa tiene la misma responsabilidad de cuando estaba bajo un patrón, con la diferencia de que el compañero no tiene que estar penando en el transcurso de la quincena o de la semana, pensando que a fin de quincena o a fin de mes voy a cobrar, no voy a cobrar. Acá la prioridad número uno es que el compañero cuando llega fin de mes o el fin de quincena tenga el retiro que le corresponde, la prioridad número uno es ésa, todo lo que sufrimos no queremos que el compañero lo vuelva a sufrir. Las responsabilidades son las mismas o mucho más, porque acá cuando un trabajo sale mal, el que pierde no es el empresario que en su momento estaba al frente de la fábrica sino que perdemos todos los socios, es plata que perdemos de ganar cuando un trabajo se hace mal, cuando un trabajo no se entrega en término. Entonces la responsabilidad es tal vez mucho mayor que en la otra, pero con la tranquilidad de olvidarte de que vos, cuando llegue tu día de pago, la plata está, cosa que antes no ocurría.

G.R.: –Y eso por un lado, la responsabilidad en cuanto al trabajo y responsabilidad en cuanto al avance de la cooperativa.

–¿Y cómo surgió lo del colegio?

L.C.: –Durante el transcurso de los diez meses que estuvimos acá dentro tuvimos diez mil ideas. El tema de la propuesta del colegio en un principio lo veíamos favorable con el tema del proyecto. En sí, el inmueble es muy grande, es algo que acompaña. En ese momento, éramos 27 trabajadores. La idea fundamental en principio era hacer una escuela secundaria con el tema de artes gráficas, en un principio el proyecto de la gente de la cooperativa era ése, después surgió el tema de deserción cero, que nos pareció piola. Fue en una reunión entre compañeros.

G.R.: –Era una forma de que la cooperativa no estuviera tan sola.

L.C.: –Y otro motivo era que toda la ayuda que nos había brindado la sociedad, poder retribuírsela en alguna obra. O en algo que era necesario. Por ejemplo, acá en la zona, escuelas secundarias hay muy pocas.

–Y actualmente ¿cuáles son las ventajas del trabajo en cooperativa?

G.R.: –Los primero como trabajador es que estás en un entorno diferente, o sea, en otras épocas trabajando bajo patrón vos estás trabajando y el que está al lado tuyo es un compañero, pero es un potencial competidor. Siempre va a estar... cuando hay limpieza, cuando hay achicamiento de empresa se va a ir uno de los dos, entonces quieras o no siempre estás compitiendo. Es muy difícil no hacerlo. En este momento la diferencia sobra... yo estoy trabajando y al lado no tengo un competidor, tengo una persona que me va a ayudar. Un compañero de verdad, alguien que comparte todo. Entonces eso es importante y es un valor. Como persona yo me siento de otra forma. Los dos nos estamos apoyando mutuamente. Ese es uno de los cambios importantes. Otro de los cambios es que yo antes era un trabajador que venía, entraba a las 10 de la noche y me iba a las 6 de la mañana y bueno listo, no podía hacer más nada que eso, fuera bien la empresa o fuera mal. Yo veía que iba mal y... mala suerte. Hoy en día más o menos eso se puede revertir porque yo estoy acá el tiempo que pueda hacer falta, sabiendo que si yo me tengo que quedar más, la empresa se beneficia. Bueno, entonces me quedo más y la empresa se beneficia, por lo tanto me beneficio yo y nos beneficiamos todos los compañeros. Esas son cosas que cuando sos empleado ni siquiera las podés ver. Después, cuando pasás al sistema cooperativo pasa un tiempo que todavía tenés la mentalidad de empleado, pero a medida que van pasando los meses, los días, y por ahí los años, vas cambiando. Entonces un día entendés, qué sé yo, este año no me voy a poder ir de vacaciones porque hace falta que..., bueno se tratará de ver si te podés ir o no, pero por ahí es valedero que te quedes, que no salgas de vacaciones, te las tomarás después en un futuro. Pero en ese momento vos estás decidiendo sobre lo que va a pasar en la empresa y decidís y actuás en función de eso.