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“El nacimiento del barrio ayudó a erradicar el foco infeccioso que era este lugar”, aseguró Alejo Moreyra. Y sus vecinos coincidieron: “Semejante campo, siempre a oscuras, era un espacio ideal para las violaciones, los robos, la venta de droga a cielo abierto. Si hasta cada dos por tres aparecían muertos por ajustes de cuentas. Terror tenía la gente”, concluyó Juan Carlos Cubilla.

Hace no más de un año fueron encontrados allí los cuerpos de una joven y su hijo, ambos asesinados y descuartizados. “La formación del barrio mejoró la calidad de vida. Ahora estamos más tranquilos porque ellos son conocidos, y el lugar no está más abandonado”, opinó Julia, que vive en Budge, sobre Canadá.

Lejos parecen estar del análisis de las autoridades los peligros que un terreno baldío de semejante extensión –más de 100 hectáreas– pueden llegar a significar para las personas que habitan las zonas aledañas. Sólo basta la constancia de que los impuestos aplicados a esa tierra están al día para considerar que la familia propietaria se hace cargo de su cuidado.

“Esto era la boca del lobo. Ahora, como somos todos del barrio, nos protegemos entre nosotros, nos cuidamos”, consideró Marcelina. Pero eso no es todo. Además –para pruebas, basta con mirar la muralla de basura que separa el predio de la autopista– “esto era prácticamente una quema, un foco infeccioso del que muchos vecinos sufren las consecuencias”, sostuvo Moreyra.

Informe: A. B.