“Ya sé por qué me llama”, se atajó Gabriel Lombardo, que se define como un vecino al que asaltaron 40 veces y que sólo quiere paz. “Estoy feliz de que (el ministro del Interior Florencio) Randazzo haya pedido la incorporación de entre 4 y 10 mil policías retirados”, confiesa.

Página/12 le pregunta si son de los Sin Gorra. “No, son policías sin antecedentes”, responde. Respecto de la estrecha relación que tendría con los policías del destacamento de Lomas del Mirador, dice que no es policía, que puede hablar con uno en la calle, y que si fuera jefe de un Foro de Seguridad, que funcionan muy bien, ellos tendrían obligación de reportarse ante él. “Ahora bien, ¿por qué la familia Arruga dice que usted se defiende sin que lo hayan acusado?” “Siento la desaparición, pero por haber inaugurado el destacamento con el intendente Fernando Espinoza no somos cómplices ni partícipes de la desaparición de este chico. Hablé con la hermana y la madre y es como hablar con el demonio.” Lombardo niega haber dicho a los medios que “a estos pibes hay que eliminarlos”, y aclara que no trabaja con Francisco de Narváez. “Vino a mi casa para saber cómo era Valomi, por los éxitos de conseguir el destacamento”, dice. Admite que dijo que Luciano “puede estar con su padre en Córdoba o en el Bajo Flores” pero desmiente haberlo tratado de “villerito”. “No tiene una entrada por averiguación de antecedentes, fue detenido por robo. No es cierto que los perros hayan detectado su rastro en el destacamento, y también dicen que tienen un testigo oculto. Bueno, es hora de que lo presenten. Los del destacamento me dan su palabra de honor de que no fueron”, enfatiza. A esta altura sorprende el conocimiento de Lombardo sobre la causa. “Vengo de la comisaría, para saber cómo tengo que actuar, me agreden, me tiran piedras. Yo mismo fui a buscarlo a la Villa 1.11.14”, argumenta.