El caso del ex juez de La Rioja Guillermo Boiero es un canto al absurdo. Hugo Palacio había sido condenado a perpetua por homicidio en ocasión de robo, condena que estaba apelada. Llevaba dos años preso cuando la casa de la madre de Palacio se vino abajo. La mujer, luego se comprobó, vivía en situación muy marginal con siete chicos y una hermana del detenido, y no contaba con ningún tipo de ayuda. Palacio pidió permiso para ayudar a refaccionar la casa. Boiero pidió un informe al Gabinete Criminológico del servicio penitenciario y el reparo estuvo puesto en que recién iniciaba su condena, pero otra área penitenciaria estimó que dada la situación de gravedad de la madre era necesario el permiso urgente. Boiero concedió el permiso pero con custodia y el 8 de octubre Palacio fue a ayudar a la madre a levantar de nuevo la casa. Pero fue la única salida. Al día siguiente, Boiero negó el permiso porque el servicio penitenciario no contaba con personal de custodia. Pese a todo, los familiares de la víctima lo denunciaron por haber concedido el permiso de salida. Boiero enfrentó el jury y fue destituido.

En 2006, la camarista Alicia Beatriz Freidenberg de Ferreyra, jueza de la Sala VI de la Cámara Penal de Tucumán, fue destituida por la Legislatura mediante un juicio político. La causa argumentada: un detenido, de apellido Tolosa, se fugó durante un traslado que había concedido integrando la Cámara el 1° de agosto de 2005. Tolosa ya había recibido otros permisos desde 2003, sin intervención de la jueza, y no habían surgido inconvenientes. Pero además explicó que la fuga se produjo cuando era custodiado por el Servicio Penitenciario. “Los jueces no son responsables de las fugas de los penados, otorguen o no autorizaciones de salidas o traslados”, sostuvo en su amparo. La Corte dispuso reincorporarla.