La habilitación de circos en la ciudad es otra de las polémicas del verano. El incidente se produjo a partir de la decisión del municipio local de clausurar las instalaciones del circo Hermanos Servian, una moderna “carpa palacio”, realizada en Italia, con capacidad para 1800 personas. La medida se adoptó luego de la queja presentada por un grupo de vecinos. Las razones de la prohibición fueron las siguientes: la carpa se instaló en una zona residencial (en Bosch y Solís, cerca del puerto) y los ruidos alteran la tranquilidad; el emplazamiento interfiere en el movimiento de vehículos; el impacto ambiental por la presencia de animales y la existencia de diez casillas rodantes, donde viven los artistas, que no cuentan con instalaciones sanitarias adecuadas.

Arturo Belazagui, responsable de Relaciones Públicas del circo, sostuvo que “los cuatro puntos mencionados son erróneos, porque en Catastro nos dijeron que no es zona residencial, ya que allí funcionan un hipermercado, un centro de compras, talleres mecánicos, depósitos y otros negocios. Y en cuanto al resto, es imposible medir el impacto negativo cuando todavía no se hizo ninguna función”. La medida afecta a las 130 personas estables que tiene el circo. Belazagui consideró que la decisión del municipio “atenta contra la milenaria cultura circense y carece de todo fundamento”.