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“Estoy preocupado por los aumentos de precios que vienen del sector privado”, advirtió ayer el titular del organismo estadístico nacional, Jorge Todesca, al confesarse perplejo por la incapacidad de la política monetaria contractiva para controlar la inflación. “El Gobierno ha corregido muchos de los factores tradicionalmente inflacionarios. No estamos teniendo una gran expansión monetaria ni tampoco procesos devaluatorios”, explicó ayer el funcionario para quien la dinámica inflacionaria no estaría afectada por la megadevaluación, la quita de retenciones y el desmantelamiento de los esquemas de control de precios. El titular del Indec volvió a prometer, como vienen repitiendo los distintos funcionarios del gobierno de Mauricio Macri desde que comenzó el año, que la inflación se reducirá en el segundo semestre. Sin embargo, con los datos difundidos hasta ahora por organismos provinciales, consultoras privadas y sindicatos, queda descartado el cumplimiento de la meta inflacionaria de 20-25 por ciento que impuso el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay.

Ayer se conocieron los datos de la inflación para la ciudad de Buenos Aires. El IPC porteño escaló hasta un 3,2 por ciento mensual en junio. Las verduras, los lácteos, los servicios públicos y las cuotas de las empresas de medicina prepaga encabezaron las subas de precios para los consumidores de la Ciudad. El guarismo correspondiente al mes pasado fue el más bajo del semestre pero el índice de precios se mantiene en un nivel elevado. El relevamiento de precios porteño acumuló así un aumento del 29,2 por ciento en el primer semestre de 2016 y asciende hasta 47,1 por ciento en la comparación con el mismo período el año pasado.

Los datos difundidos ayer por la Dirección General de Estadística y Censos de la ciudad son prácticamente idénticos a los del IPC-Indec, que arrojó un alza del 3,1 por ciento para junio. Ambos indicadores tienen estructuras de gastos, canastas de productos y alcance geográfico similar. Este último punto se debe a que el organismo estadístico encabezado por Todesca abandonó la toma de precios en todo el territorio nacional y se limita ahora al área metropolitana. Sin embargo, en el mes de mayo la distancia entre las dos mediciones había sido más abultada: el guarismo porteño alcanzó entonces al 5 por ciento y en su reaparición pública después del apagón estadístico la medición del Indec marcó 4,2 por ciento. Esa diferencia estaría explicada por la forma elegida para imputar los aumentos en las tarifas, por ejemplo del agua, de cada institución estadística.

Durante el mes pasado, los aumentos de precios en la Ciudad de Buenos Aires fueron generalizados. El más significativo, por su peso en el índice, se registró en el rubro Salud, con un alza mensual de 8,7 por ciento como consecuencia de los ajustes de los ajustes en las cuotas de medicina prepaga, seguidos por subas en las consultas y tratamientos médicos para pacientes externos y en los precios de los medicamentos. Por su parte, los aumentos en las expensas y los servicios públicos redundaron en un alza del 4,2 por ciento en la división Vivienda.

Finalmente, los alimentos y bebidas mostraron un alza promedio del 3,0 por ciento con aumentos significativos en las verduras, tubérculos y legumbres (9,9%), leche, productos lácteos y huevos (3,7%), Carnes y derivados (1,8%) y Pan y cereales (2,1%).

A diferencia del Indec, las autoridades estadísticas porteñas no interrumpieron la publicación de los índices necesarios para realizar comparaciones interanuales. Los rubros que explican el alza interanual del 47,1 por ciento son los servicios públicos con alzas promedio del 83,1 por ciento; en transporte la suba en relación al mismo mes de 2015 llega al 46 por ciento, el rubro de la salud computa un alza interanual del 47,7 por ciento, la división de alimentos y bebidas registraron un incremento interanual del 40,7 por ciento y el ítem recreación computó una suba del 38,8 por ciento. Esos cinco rubros explican el 67 por ciento del aumento interanual a junio.