Si alguien tenía dudas de que a Juan Martín Del Potro (142 del ranking) el US Open le sienta bien, a cada paso que da confirma con una victoria que el Grand Slam estadounidense es como su casa. Para no ser la excepción, ayer dejó en el camino al español David Ferrer (13) 7-6 (3), 6-2, 6-3 y avanzó a los octavos de final de un Major, algo que no sucedía desde Wimbledon 2013. Lo destacable es se impuso sobre la Pared, un jugador que exige una pelota más en todos los puntos, y que nunca se entrega. Pero el campeón del US Open 2009 contó con dos aliados: su saque y su derecha, armas con las que domina los puntos en cada uno de sus duelos, y que le dio resultado hace unas semanas en Río, cuando le avisó al mundo del tenis que está de regreso. Además, estuvo sólido con su volea en cada ocasión que subió a la red a cerrar los puntos, y así evitar que el duelo se extienda demasiado. Las estadísticas de su triunfo hablan por sí solas: el ex número cuatro del mundo convirtió 37 tiros ganadores contra 25 del español.

El primer set fue cambiante y Del Potro, que quebró rápido y tuvo ventaja de 2-0, pasó a perder 5-2 y fue atendido por alguna molestia, encendiendo la alarma de los muchos argentinos que lo seguían desde las repletas tribunas del estadio Louis Armstrong y de Daniel Orsanic, el capitán de Copa Davis, que miraba el partido junto al kinesiólogo y un amigo del tandilense. Pero se recuperó, obtuvo ese primer parcial, y en los siguientes no tuvo inconvenientes para quedarse con el triunfo, y meterse en la segunda semana del Grand Slam neoyorquino.

“Ferrer es un gran luchador, que nunca se entrega. Siempre es un placer jugar contra él. Jugué mejor que en los otros dos partidos, y en los momentos importantes mi derecha me ayudó”, dijo sobre su rival tras concretar su victoria, y agregó: “Siempre hay que tirar dos o tres winner para ganarle el punto, y eso es algo que con otros jugadores no pasa”. En relación al desarrollo del encuentro, explicó: “Tuve que impactar mucho de revés. Y cuando tenía que meter la pelota dentro de la cancha, lo hice. Tuve suerte en los momentos importantes. Pero al final, me llevé la victoria, y eso es lo mas importante”.

En cada uno de sus encuentros, el tandilense recibe al afecto de una gran cantidad de fans tanto argentinos como estadounidenses, que lo apoyan. Sobre ese fenómeno que genera, afirmó: “Son todas cosas nuevas que hoy valoro mucho más, las disfruto. Soy un elegido por recibir tanto apoyo. Estar acá con esta gente es algo impagable. No hay muchos jugadores en el circuito que puedan tener esa relación con la gente. Vale mucho más que un título”. “Es un ambiente increíble, me hace feliz todos los días estar aquí. Estuve cerca de anunciar el retiro, pero ahora estoy jugando de nuevo en este lugar, donde me siento como en casa”, aseguró.

“No importa si gano o pierdo, yo solo quiero jugar mi tenis después de tantos problemas”, reflexionó el bonarense. “Durante todo el tiempo que estuve lesionado, soñaba con el día en que arribaba a la segunda semana del US Open”, indicó.

En la próxima ronda, el único representante argentino que se mantiene con vida en el certamen se medirá con el austríaco Dominic Thiem (10), a quien venció en el único enfrentamiento entre ambos, que se produjo esta temporada en el Masters 1000 de Madrid. Sobre el tenista que se consagró campeón este año en Buenos Aires, Acapulco, Stuttgart y Niza, y con el que se enfrentará buscando alcanzar los cuartos de final, manifestó: “El está teniendo una gran temporada. Se encuentra entre los diez mejores del mundo. Por otro lado, yo no tengo nada que perder. Con todos los que jugué hasta ahora tenían mejor ranking que yo”.

Informe: Pedro Ruiz de Galarreta.