San Lorenzo va de mal en peor. El equipo de Ramón mejoró su nivel, fue más que los sanjuaninos pero no estuvo fino en la definición y lo terminó pagando en el último minuto con un gol de Brusco, de penal. Aún no ganó en lo que va del año y tiene un partido clave el jueves ante Cruzeiro para su futuro en la Libertadores. Además, el domingo visita a River.

No debía hacer demasiado para mejorar la pálida imagen mostrada en sus primeras dos presentaciones oficiales del año.Tampoco debía gestar jugadas demasiado rebuscadas para inquietar a la defensa de San Martín, un equipo duro para cualquiera pero con las limitaciones lógicas que marca su último lugar en la tabla de los promedios. Así y todo, el equipo de Ramón tardó en acomodarse e inclinó la cancha más por su localía y por historia que por fútbol.

En el inicio, los sanjuaninos se plantaron bien adelante y presionaban cada salida de San Lorenzo recuperando la bola cerca de Orión y generando varias pelotas paradas de las que pudieron haber sacado rédito. Del súper equipo de Ramón sólo algunas ráfagas de Bergessio, que desequilibró con potencia y velocidad por las bandas pero nunca coordinó ni con Romeo ni con los volantes que llegaban. También tuvo su momento D’Alessandro, pero tampoco encontró socios para desnivelar.

Es cierto que el equipo de Ramón se podía haber ido al descanso ganando, porque Adrián González casi la mete de tiro libre, Romeo estuvo cerca con un cabezazo y porque D’Alessandro casi convierte con dos pelotas paradas: un indirecto adentro del área que sacaron en la línea y un buen remate que Medrán sacó del ángulo. Pero el equipo seguía sin convencer.

En el segundo tiempo San Lorenzo se plantó definitivamente en campo ajeno. Creció D’Alessandro, convertido ya en el dueño del equipo, mejoró Bilos y Adrián González comenzó a proyectarse por su sector y a lastimar con su pegada. Estaba surgiendo el equipo y el gol parecía al caer. Lo tuvo Romeo con un cabezazo que se fue por arriba y también Bergessio en un mano a mano, pero el gol no llegaba. Ramón armó un tridente ofensivo, pero al revés de lo que pretendía, perdió sorpresa, los defensores de San Martín tenían más cerca a los atacantes de San Lorenzo y ya no quedaban espacios para que rompieran los mediocampistas.Y en el último minuto... el mazazo final, a cargo de Brusco, que puso a su equipo puntero y dejó un gran signo de preguntas en Boedo.