Domingo, 18 de enero de 2015 | Hoy
ECONOMíA › EL TITULAR DEL BANCO CENTRAL, ALEJANDRO VANOLI, HABLA SOBRE LA PELEA PARA ALCANZAR LA ESTABILIDAD CAMBIARIA
En una entrevista de Página/12, el presidente del BCRA hace un balance de cómo se alcanzó en poco más de tres meses la estabilidad cambiaria actual. Los desafíos en puerta y cómo enfrentarlos en un año electoral.
Por Cristian Carrillo
Con una recuperación de reservas del 10 por ciento en el último trimestre, paridad cambiaria estabilizada y operaciones en el mercado ilegal y en otros segmentos paralelos en baja, todo hace prever que Argentina tendrá un verano relativamente tranquilo en materia financiera, por primera vez en varios años. El presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, realizó un repaso, en diálogo con Página/12, de sus primeros casi cuatro meses en el cargo. Señaló algunas de las dificultades y prevenciones que se tienen en cuenta para el manejo de la política cambiaria, pero advierte que “no se puede ganar competitividad mediante una devaluación”. También rechazó las críticas de quienes aluden a una excesiva emisión monetaria, que estaría ejerciendo presión sobre el nivel de precios. “El crecimiento de la base monetaria se desaceleró mucho; además, la teoría monetarista tampoco representa la realidad cuando trata de explicar las causas de la inflación.”
–Con la recuperación de reservas, ¿desaparece la necesidad de tener restricciones a la venta de dólares?
–Los cambios en las normas cambiarias van a depender de la evaluación que se haga en cada momento de distintas circunstancias, no sólo del volumen de reservas. Pero la prioridad en el uso de divisas la establecen las necesidades de la economía argentina: importaciones e inversiones en primer lugar, luego la cuestión financiera. Ahora es necesario fortalecer esta calma cambiaria, por lo tanto descarto medidas espectaculares en el corto plazo. En el largo plazo se verá, habrá que ver en cada momento. No queremos volver al esquema de que para aumentar reservas o compensar un drenaje, tengamos que emitir deuda como en 1989, o hacer una megadevaluación como en el ‘91. Técnicamente, se podrían eliminar las restricciones en el corto plazo, pero el tema es buscar mecanismos de administración de la cuenta capital que no sean tan procíclicos, lo que supone alguna restricción a los movimientos de capitales. Como tienen otros países, para evitar volatilidades y crisis, incluso teniendo acceso a financiamiento externo. Los candidatos presidenciales deberían decir cómo pensarían hacer ellos para eliminar todas las restricciones.
–¿Qué factores influyen más en la decisión del Central a la hora de trazar un sendero de cotización del dólar?
–No tengo una matriz, regla o fórmula que me indique hacia dónde llevar el dólar. Hay algunas variables locales, regionales y mundiales a tener en cuenta, como los términos de intercambio. Pero también hay un juicio humano, un grado de discrecionalidad que tiene que ver con entender el contexto. El objetivo es evitar la volatilidad del valor. No es lo mismo mover cinco centavos la cotización en un momento que en otro. Se evalúa de acuerdo con las circunstancias y las expectativas. Cuando uno recupera la credibilidad y las expectativas son favorables, hay mayor grado de libertad para administrar el mercado de cambio. Esto es lo que se está recuperando, porque en la Argentina, por la elevada volatilidad, se ha perdido grados de libertad para administrar la política cambiaria.
–¿La suba en los primeros días del año fue para darle más competitividad a la economía?
–No se puede ganar competitividad mediante una devaluación. En el país hay límites al manejo cambiario justamente por este tipo de conductas. Se requiere ser muy cuidadoso y trabajar sobre otras variables al mismo tiempo, como el crédito. Si la rentabilidad de las colocaciones en pesos es mayor a la variación del tipo de cambio, eso permite recuperar la confianza en la moneda doméstica. Es lo que pasó en los últimos meses: al que ahorró en pesos le fue bien, en cambio el que se quedó esperando una trepada en el tipo de cambio tuvo una rentabilidad cercana a cero.
–Pero hay quienes ya vuelven a hablar de atraso cambiario...
–A ver, tampoco es que el país tenga un tipo de cambio fijo. Decir que no se va a devaluar implica que el mercado no va a determinar el tipo de cambio por sí solo, sino que se va a ir ajustando en función del contexto, teniendo en cuenta también las variables que afectan la competitividad. Decir contexto es hablar de cuestiones locales y globales. Con el tiempo, y con una estabilidad más consolidada, se podrán evaluar otras alternativas. Mientras tanto, hay herramientas como las retenciones o los reembolsos, para atender las distintas rentabilidades que presenta el país por zonas.
–En octubre, en una entrevista anterior con este diario, usted señalaba que las altas tasas de interés en pesos de ese momento eran necesarias para pelear contra las expectativas de devaluación. ¿Ahora habría que esperar que bajen las tasas?
–A cualquier presidente del Banco Central le gustaría bajar la tasa de interés. Pero había que consolidar el control cambiario y despejar las expectativas de devaluación. Había que lograr que la gente se convenciera de que no era una regla fija que con el dólar le iba a ir mejor. Ya llevamos tres meses de ganancias en el mercado de futuros (operaciones de compraventa del Banco Central de dólares futuros, apostando contra las expectativas de devaluación del mercado). Hace pocos días hubo una nueva ola de rumores sobre una devaluación, que desarmamos. En la medida en que estas expectativas fogoneadas desde sectores especulativos vayan reduciéndose, vamos a tener más margen para reducir las tasas. Hay que hacerlo cuidadosamente, es un mecanismo delicado. Quiero ser gradual, pero que cada baja sea consistente.
–¿La oportunidad va a depender de lo que suceda con la inflación?
–El ahorrista argentino, para sus decisiones de colocación, toma más en cuenta el tipo de cambio como referencia que la inflación. Independientemente de esa percepción de los particulares, la marcha de los precios y el nivel de actividad son variables que cualquiera que esté al frente del Banco Central debe tener en cuenta al evaluar los cambios en los instrumentos monetarios.
–A propósito, hubo muchos comentarios últimamente que han responsabilizado a la emisión monetaria de haber provocado inflación.
–Tanto durante 2014, como lo que prevemos para 2015, el comportamiento de los agregados monetarios se desaceleró mucho respecto de años anteriores. El crecimiento de la base monetaria fue del 22 por ciento; una política neutral respecto de la evolución de los precios. De ninguna manera se ve un sesgo expansivo. Respecto de los agregados monetarios, proyectamos un crecimiento de dinero transaccional vinculado con la bancarización y la confianza en el peso que redunde en más depósitos. Creo que las causas de la inflación no son de índole monetaria. La teoría monetarista no representa la realidad cuando trata de explicar las causas de la inflación.
–¿Cómo explica la inflación, entonces?
–En la suba de precios en el último año mucho tuvo que ver esta lógica especulativa sobre el tipo de cambio, que se desarmó, pero provocaba fuertes expectativas de devaluación. Tuvo que ver la puja distributiva, con cuellos de botella en algunos sectores, con márgenes abusivos y con factores monopólicos u oligopólicos que facilitaron la remarcación de precios. El abordaje al tema de la inflación de nuestra parte no se centra en reducir la emisión monetaria, sino que tiene que ver con una estrategia que se ha seguido para reducir las expectativas de devaluación y generar, al mismo tiempo, estímulos a la oferta a través de los créditos para inversión productiva, mientras otros actores del Gobierno se ocupaban de realizar acuerdos de precios.
–Despejadas las expectativas de devaluación, ¿va a haber una recuperación de la inversión?
–No va a ser sencillo, porque gran parte de los sectores concentrados están apostando a un cambio de gobierno. El sector de la construcción va a ayudar, porque hay un aumento en la actividad, pero de los grupos más concentrados no espero nada. En este caso, las líneas oficiales de financiamiento juegan un papel importante, porque permiten el acceso al crédito de las pymes. Estamos focalizados en que se cumpla y se pueda cubrir esta oferta de crédito a las pymes que hemos impulsado, porque es un factor fundamental en este contexto.
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