Domingo, 10 de junio de 2007 | Hoy
Macri y Filmus prometen subtes, autopistas, acueductos, escuelas y viviendas. Sin embargo, cuando se diluya el fervor de la campaña se verá una realidad menos estimulante: la ciudad está en rojo, atrasada en las licitaciones y en una encrucijada. Cómo lo resolverán.
La premisa básica de toda campaña electoral es contagiar entusiasmo entre los votantes, convencerlos de que elegir determinada fórmula les garantiza soluciones. Mauricio Macri y Daniel Filmus juegan ese rol, cada uno con lo suyo. Prometen subtes, autopistas, acueductos, escuelas, viviendas, bacheo, remodelación de plazas y parques, obras por acá y por allá. Sin embargo, cuando se diluya el clima de fervor previo a los comicios quedará al descubierto una realidad menos estimulante: la ciudad de Buenos Aires está en rojo, atrasada en las licitaciones y en una encrucijada para ver cómo revierte una situación fiscal difícil. Lo primero que deberá hacer el próximo jefe de Gobierno es dar respuesta a ese problema. ¿Aumentará impuestos, achicará gastos en infraestructura o en personal, elevará la deuda, intentará mejorar la recaudación tributaria? Contestar esos interrogantes no es hoy tema de campaña, pero será la primera urgencia de la gestión.
El probable ministro de Hacienda de Macri, Néstor Grindetti, resbaló días atrás cuando dijo que “sería razonable aumentar” el impuesto Inmobiliario (ABL), aunque luego se retractó y sostuvo que “hay una decisión política fuerte del macrismo de no aumentar los impuestos”. También descartó recortes en los salarios de los empleados de la ciudad. “Habrá reducción de gastos”, confirmó, pero sólo se refirió a una caída “por el lado de los contratos políticos, que se usan para acomodar amigos”. La plataforma de PRO adelanta que “habrá que accionar en el gasto en personal”, sin agregar más.
Desde el Frente para la Victoria también cuestionaron el “gasto político” de la gestión Telerman, que incluyó “la creación de 83 direcciones” y “la contratación masiva de personal”, que provocaron una suba del gasto “de 100 millones de pesos”, según indicó a Página/12 Eduardo Hecker, actual presidente de la Comisión Nacional de Valores (CNV) e integrante del equipo de economistas de Filmus. Algunos lo ubican como eventual secretario de Hacienda por ese espacio.
Si esos 100 millones de pesos fueran ahorrados, siguiendo la versión de Hecker, el déficit fiscal de la ciudad continuaría siendo igualmente muy abultado. Con eso sólo no se resolverá el problema. El desequilibrio rondará este año entre 750 y 1000 millones de pesos, según estimaciones privadas y de las fuerzas que compiten en el ballottage. Tanto Grindetti como economistas que trabajan con Filmus señalaron a este diario que proyectan un desbalance cercano a los 1000 millones, mientras que la consultora Economía & Regiones, especializada en las finanzas provinciales, lo situó en 767 millones. Página/12 consultó a la Secretaría de Hacienda de la ciudad cuál es la proyección oficial, pero dijeron que sólo la darán después de las elecciones del 24. El argumento fue que no quieren que el tema sea objeto de especulaciones políticas.
El deterioro de la situación fiscal comenzó en 2006, cuando se produjo un déficit de 679 millones de pesos, que fue cubierto con excedentes generados entre 2003 y 2005 (ver cuadro aparte). El déficit estuvo motivado tanto por un aumento del gasto –en personal y en obras públicas– como por una desaceleración de la suba de la recaudación. Las partidas para sueldos crecieron 48 por ciento (hasta 3942 millones de pesos) y el presupuesto para obras trepó 75 por ciento (hasta 1130 millones). En total, el gasto se expandió 33 por ciento, mientras los ingresos lo hicieron 15 por ciento.
Esas tendencias se repiten este año. El presupuesto que presentó el gobierno de la ciudad a la Legislatura muestra una situación de equilibrio: ingresos y egresos figuran igualados en 9394,8 millones de pesos. Sin embargo, esa es la versión corregida tras el escándalo que se desató cuando el anterior secretario de Hacienda, Guillermo Nielsen, elevó un presupuesto con un déficit de 1000 millones de pesos que se financiaba con endeudamiento. El revuelo político le costó el cargo al ex colaborador de Roberto Lavagna. La consultora Economía & Regiones prevé que los números finales de la ciudad este año arrojarán un déficit de 767 millones de pesos, ya que el gasto ascendería a 10.126 millones y los ingresos quedarían en 9359 millones.
Si el sucesor de Telerman no quiere tocar el gasto en personal ni en obras públicas y tampoco pretende subir los impuestos, le quedan dos alternativas: endeudar a la ciudad o elevar fuertemente la recaudación tributaria. Grindetti admitió que “todo lo que sean grandes obras públicas, como las hídricas y subterráneos, se harán a través de endeudamiento de largo plazo”. Desde el equipo de Filmus, tanto Hecker como Alejandro Otero, ex director de Rentas con Aníbal Ibarra, remarcaron que las obras se pueden costear con el dinero ahorrado en “contratos políticos” y con un aumento de la recaudación, sin necesidad de emitir títulos públicos.
Otero advirtió que en los últimos dos años se estancó la recaudación del principal impuesto de la ciudad: Ingresos Brutos, que representa el 72 por ciento de los recursos tributarios del distrito. En el primer cuatrimestre de este año aumentó 21,1 por ciento, mientras que el IVA a nivel nacional (son impuestos comparables) lo hizo 31,2 por ciento. En 2006, Ingresos Brutos subió 26,5 y el IVA 27,7. De 2003 a 2005, en cambio, el gravamen municipal creció por arriba del tributo nacional, con una brecha promedio de 10 por ciento. Otero interpretó que hubo un relajamiento en la tarea de Rentas que es posible revertir.
El informe de Economía & Regiones, en cambio, evalúa que los ingresos de la ciudad convergieron hacia su tasa natural de crecimiento, después de un período excepcional de 2003 a 2005. Por lo tanto, no se puede esperar que la recaudación tributaria vuelva a los niveles de aquellos años. “Esta convergencia traslada el problema del ajuste del déficit fiscal a la estructura de gastos”, concluye la consultora que comanda Rogelio Frigerio. Por otra parte, apunta que el 82 por ciento del gasto total de la ciudad es financiado con recaudación propia. En consecuencia, la salida que imagina la consultora es que Macri o Filmus achicarán la inversión en infraestructura: “A diferencia de otras jurisdicciones, las obras públicas son financiadas con recursos propios de la ciudad y no con transferencias discrecionales del gobierno nacional”, indica.
En el equipo de Filmus insisten en que durante los próximos cuatro años se podrán hacer las extensiones de las líneas de subtes A y B y finalizar la H, el canal aliviador del arroyo Maldonado y completar el anillo vial con la continuación de la autopista Illia, la Ribereña que pasa por Puerto Madero y la que une La Boca con Pompeya. También afirman que en un escenario de crecimiento de la industria, el turismo, las industrias culturales, los servicios y los servicios financieros, la ciudad tiene fuentes de recursos genuinas. El equipo de Macri también ve el futuro con optimismo. Por ahora, los números marcan otra cosa.
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