- Pulmonía. Nadie creía que iría a la sesión de ayer en el Senado. Pero Carlos Menem ocupó su banca después de que los K lograron quórum por sus propios medios. Tal vez con la ilusión de revivir la noche de la 125, donde fue para votar en contra, aun en medio de una fuerte pulmonía que lo mostraba delicado, esta vez el riojano tampoco quiso estar ausente. Avanzado el debate, había dejado su banca y hasta el edificio del Congreso. Pero Menem volvió a ocupar su banca cuando la chicharra empezó a hacerse sentir adelantándose al momento de la votación. Claro que al ex presidente se lo vio algo cansado y deteriorado. No pudo irse del recinto con una sonrisa.

- “Traidora.” La ex socia política de Carlos Reutemann, la senadora santafesina Roxana Latorre, tuvo que rendir examen ante los sectores agropecuarios que la tildaron de “traidora” por haber firmado –aunque en “disidencia total”– el dictamen oficialista que habilitó el debate en el recinto sobre facultades delegadas. Reiteró su compromiso con el sector agropecuario, “motor económico de mi provincia”, pero devolvió algunas gentilezas. “Llama la atención que en mi provincia, un sector de la Sociedad Rural de Santa Fe haya constituido este tema como una cuestión de Estado, creando un clima de intolerancia. Me parece bien el control social sobre la actividad de los legisladores. Pero ningún sector social debe cruzar la valla”, les dijo a los ruralistas de su provincia.

- Ramoncito. El catamarqueño Ramón Saadi llegó al Senado ya avanzados la tarde y el debate. Se había negado a brindarle quórum al oficialismo, pero quería expresar su voto en contra de las facultades delegadas y expresar su malhumor con el kirchnerismo. Ya cerrada la lista de oradores pidió una interrupción al salteño Juan Carlos Romero, para poder hacer su propio discurso. “Mi voto es negativo”, dijo Saadi y lo justificó en la pelea interna del PJ de Catamarca, donde “el kirchnerismo –aseguró– utilizó los planes laborales para imponerse” en la puja partidaria. No hizo ninguna otra alusión.