Miércoles, 7 de mayo de 2008 | Hoy
EL MUNDO › EL MENSAJE FUE PARA QUE EE.UU. Y LA UE NO EMPEOREN EL HAMBRE MUNDIAL
La ONU le pidió a Estados Unidos y a la Unión Europea que reduzcan la producción de biocombustibles para no empeorar la crisis alimentaria mundial. “Era comprensible en momentos en que los precios de los alimentos eran muchos más bajos y las reservas más grandes, pero no tiene sentido ahora que existe una escasez global de alimentos”, explicó Jeffrey Sachs, asesor del secretario general Ban Ki-moon y economista estadounidense, después de discutir el tema en el Parlamento Europeo. Estados Unidos es el mayor productor de biocombustibles en el mundo y el bloque europeo tiene como meta que todos los transportes terrestres utilicen como mínimo un 10 por ciento de biocombustibles en 2020.
En los últimos meses, miles de personas salieron a las calles en todo el mundo para protestar por el precio de los alimentos básicos como maíz, arroz, harina, azúcar y aceite. En Haití las protestas tumbaron al primer ministro; en Somalia ya dejaron dos muertos; en Estados Unidos por primera vez en décadas el gobierno se vio forzado a restringir el consumo de arroz, y países como Brasil, Vietnam, India, Egipto y Bolivia restringieron las exportaciones de todos o algunos de los productos de la canasta alimentaria básica. En las celebraciones del 1º de mayo pasado, trabajadores de países ricos y pobres coincidieron al protestar contra la suba de los precios de los alimentos.
Según publicó recientemente el Banco Mundial, la escalada de precios ya afecta a unos dos mil millones de personas alrededor del globo y, de continuar, podría arrastrar a más de 100 millones de la pobreza a la miseria absoluta. Ayer, los ministros de Economía de la región asiática se reunieron para el encuentro anual del Banco Asiático de Desarrollo. Allí todos coincidieron en que si la crisis avanza, las revueltas sociales no tardarán mucho más en explotar. Según el ministro de Economía japonés, Fukushiro Nukaga, los primeros países que lo sentirán serán Bangladesh, India, Pakistán y Sri Lanka.
Tanto los asiáticos como el BM creen que la solución está en la búsqueda de paliativos. Ayer Robert Zoellick, el presidente del BM, instó a todos los países a recaudar dinero para “satisfacer los llamados de emergencia” de los más pobres. “Lo mejor para los países pobres es el dinero en efectivo o los cupones que el apoyo en productos básicos, ya que así se puede dar lugar a la creación de mercados de alimentos y producción agrícola en el ámbito local”, aseguró.
La ONU, en cambio, está tratando de atacar la fuente del problema. “En Estados Unidos hasta un tercio de la cosecha de maíz se destinará este año a los tanques de nafta. Este es un enorme golpe al suministro mundial de alimentos”, sentenció en Bruselas Sachs.
El año pasado el Relator Especial sobre el derecho a la alimentación de la ONU, Jean Ziegler, había presentado un informe alarmante sobre las consecuencias que tendría el desarrollo industrial de los biocombustibles en la alimentación de los más pobres. “Se calcula que para llenar un tanque de un auto (50 litros) con biocombustible se necesitarían unos 200 kilogramos de maíz, lo cual es suficiente para alimentar a una persona durante un año”, había escrito Ziegler.
Según los datos de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO), una agencia de la ONU, hay 854 millones de personas que no pueden alimentarse todos los días, mientras que se estima que unas cien mil mueren a diario de hambre. Estas cifras, según Ziegler, se podrían duplicar en los próximos 20 años si Estados Unidos, la Unión Europea y Brasil –los tres principales productores de biocombustibles– cumplen las metas que se fijaron.
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