Puerto Rico aprovechará hoy sus primarias demócratas para discutir su independencia. “EE. UU. es una gran democracia que le dice al mundo que el colonialismo y las dictaduras no son correctas. Sin embargo, mantiene a un pueblo de cuatro millones de personas en una situación colonial”, denunció ayer el congresista demócrata de Nueva York José Serrano. Aliado de Hillary Clinton, nació en la isla, pero de joven se mudó a la Gran Manzana junto a su familia. Hoy intenta presionar para que el Capitolio discuta su proyecto para convocar un referéndum sobre la independencia de Puerto Rico.

Primero vino España y después Estados Unidos. Desde el descubrimiento del continente americano, la isla caribeña siempre estuvo controlada por una potencia extranjera. Hubo años de luchas independentistas e intentos de conseguir una integración total con Estados Unidos; sin embargo, Puerto Rico sigue siendo apenas un Estado Asociado, sin derecho a enviar legisladores al Capitolio o a elegir al presidente. Eso sí, los jóvenes puertorriqueños pueden ir a defender la patria a Afganistán o Irak.

Hoy, además, podrán influenciar en la interna demócrata. La isla otorga 66 delegados, un número nada desdeñable en la estrecha pelea que mantienen hace meses Barack Obama y Clinton. “Se le va a pedir al pueblo puertorriqueño que participe con entusiasmo en las primarias, que envíe delegados a la convención del Partido Demócrata de Denver y después regresen a sus hogares en Puerto Rico para nada más que verlo por televisión”, criticó Serrano. Esta semana los dos presidenciables se dedicaron a buscar la simpatía de los isleños. La senadora neoyorquina, gran favorita, prometió abrir la discusión sobre Puerto Rico.

Serrano se unió ayer a Luis Fortuño, un dirigente republicano que representa a la isla en el Congreso sin voto, para impulsar el referéndum. El objetivo, explicó Fortuño, es ofrecer dos opciones: independencia o ser estado número 51 de la Unión. “Debemos resolver nuestro problema colonial de 500 años de una vez y por todas”, reclamó.