Las brujas no existen, pero que las hay, las hay. Y las coincidencias no existen, pero que las hay... La mejor prueba de esa sentencia está en las pizarras y los tableros electrónicos de la city. El último viernes, cuando terminaba la jornada cambiaria, la cotización del dólar mostraba un nuevo descenso. El dólar había cerrado en 3,13 para la venta y el precio mayorista se había hundido a 3,11. La intervención del Banco Central en el mercado, volcando unos 2000 millones de dólares de las reservas monetarias, confirmaba otra vez que el Estado sigue siendo el actor determinante del mercado cambiario. El descenso del dólar fue el comentario obligado de los actores económicos, pero no sorprendió a los dirigentes de movimientos sociales que la semana pasada se reunieron con Néstor Kirchner. En la sede del PJ, Kirchner les había deslizado que el Gobierno iba a hacer bajar el dólar y que eso perjudicaría a los grupos exportadores que estaban postergando la venta de granos. “Si no quieren exportar ahora, van a tener menos rentabilidad. Nos quieren joder con los precios y con la recaudación, pero nosotros tenemos el manejo de los instrumentos. Y es probable que el dólar siga bajando.”

El comentario del ex presidente despertó un nuevo hábito entre los miembros de organizaciones sociales. Al día siguiente de la reunión, empezaron a seguir con más atención cómo había cerrado la cotización del dólar. Así confirmaron que el pronóstico de Kirchner se iba cumpliendo día a día. Entonces muchos recordaron una escena que hasta hoy había quedado en la intimidad de la sede partidaria de Matheu 130: tras reconocer que la protesta rural buscaba presionar al Gobierno a través de la suba de precios y un eventual descenso en la recaudación por la paralización de las exportaciones, Kirchner les había dicho que estaba dispuesto a emplear los instrumentos de política económica del Estado. “Si siguen así, el dólar en lugar de estar 3,15 va estar 2,80. Y van a tener costos económicos. Estamos dispuestos a ir a fondo en la pelea.” Aunque no lo dijera con esas palabras, a todos los presentes les había quedado claro que era una amenaza de aplicar castigos.

Esas palabras de Kirchner entusiasmaron a sus invitados. Aunque muchos las habían interpretado como una de esas advertencias que quedan en el terreno de las palabras y no pasan a los hechos. Los dirigentes sociales le pidieron al ex presidente que interrumpiera su exposición porque querían aplaudirlo. “Bueno, bueno, está bien. Esto es una asamblea. Compañeros, opinen ustedes porque acá me pidieron que deje de hablar”, dijo entonces Kirchner. Pero los invitados no querían hablar sino seguir escuchando. Disfrutando de los aplausos, el patagónico siguió adelante con su argumentación. Para completarla, dijo que había que destacar el esfuerzo que significaba para todos los argentinos mantener el tipo de cambio actual, que favorece la industrialización y el empleo. El primero en asumir ese pedido fue el matancero Luis D’Elía. Ante las cámaras, repitió los números que había esgrimido Kirchner: “Mantener el tipo de cambio en 3,15 cuesta 12 mil millones de dólares al año”.

La reunión con los ex piqueteros siguió por otros carriles. El ex presidente dijo que era necesario “formar cuadros” y era importante el aporte que podían hacer las organizaciones sociales. “Hay que dar un debate cultural con los sectores medios”, planteó. Un primer indicio de ese objetivo podrá comprobarse este martes en el Suterh, Venezuela al 300. Organizado por el diputado Remo Carlotto, allí se realizará el encuentro “100x500 jóvenes para el proyecto nacional”, una iniciativa que pretende formar nuevos dirigentes del oficialismo. Entre los panelistas ya confirmados estarán la titular del Banco Nación, Mercedes Marcó del Pont; el interventor del Comfer, Gabriel Mariotto; el subsecretario de Integración Económica de la Cancillería, Eduardo Sigal; el secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, y el titular del bloque del FpV en Diputados, Agustín Rossi. Los organizadores se guardan una sorpresa. El propio Kirchner se encargará de la apertura.