Viernes, 4 de septiembre de 2015 | Hoy
EL MUNDO › DESPUES DE RENUNCIAR, EL AHORA EX MANDATARIO DE GUATEMALA FUE DETENIDO POR CORRUPCION
El presidente saliente se presentó ayer en los tribunales guatemaltecos para someterse a la investigación por las denuncias en su contra sobre una red de defraudación aduanera. La Justicia le dictó prisión provisional.
Otto Pérez Molina fue detenido luego de renunciar a su cargo. Acorralado por las acusaciones de corrupción, con un Congreso que le quitó su inmunidad para que la Justicia pudiera investigarlo, al presidente de Guatemala no le quedó más remedio que dimitir, acto confirmado por el vocero oficial de la Presidencia, Jorge Ortega, quien precisó que el mandatario había firmado la carta de renuncia a las 19 del miércoles (22, hora en Argentina). En la nota Pérez Molina señaló que enfrentaría “el delicado momento con total entereza, la conciencia tranquila y su convicción de desvirtuar las acusaciones que lo llevaron a alejarse del cargo”. A menos de 24 horas de rubricarla, el mandatario saliente se presentó ayer en los tribunales guatemaltecos para someterse a la investigación por las denuncias en su contra. Quien lo reemplaza al frente del Ejecutivo es Alejandro Maldonado, funcionario de larga trayectoria política en partidos conservadores, que se desempeñó como diplomático, ministro y magistrado de la Corte.
El Congreso de Guatemala aceptó la renuncia del presidente Otto Pérez Molina, enviado a la cárcel por orden del juez Miguel Angel Gálvez, del Juzgado B de Mayor Riesgo, quien le dictó prisión preventiva. Maldonado, hasta ayer, se desempeñaba como vicepresidente; ahora debe completar el mandato del presidente saliente, que espiraba el 14 de enero, a tres días de las elecciones generales del domingo, en medio de festejos populares por la dimisión y la prisión del general retirado. Guatemala atraviesa una crisis de representación: la ex vicepresidenta, Roxana Baldetti, se encuentra en una cárcel común, aunque con comodidades, y Pérez Molina fue enviado a la cárcel de hombres de Matamoros, en la capital guatemalteca, tras el pedido de encarcelarlo del Ministerio Público por la red de defraudación aduanera conocida como La Línea.
En ese contexto, el Congreso tomó juramento a Maldonado como el mandatario número 49 de la república y noveno de la última etapa democrática. El ex diplomático, que se desempeñaba hace 119 días como juez de la Corte Constitucional, juró como vicepresidente el 14 de mayo, en reemplazo de Baldetti, forzada a renunciar el 8 de ese mes por la presión social contra la corrupción, tras la denuncia de la Fiscalía y de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), dependiente de Naciones Unidas (ONU).
La presión continuó hasta forzar la renuncia del mismo Pérez Molina, quien se negaba a dimitir pero finalmente lo hizo porque la ley impone su abandono del cargo en caso de que se le pidiera la prisión preventiva, lo que ocurrió finalmente. Antes de asumir, Maldonado dijo que como presidente buscará ser el centro de convocatoria para promover las reformas necesarias y urgentes que necesita el país, en alusión al masivo reclamo popular de revisión de la Ley Electoral y de los Partidos Políticos, que, de todos modos, regirá los comicios generales del próximo domingo.
“Pretendería como representante de la unidad nacional ser un centro de convocatoria para que se promuevan las reformas necesarias, con urgencia y con acierto, aprovecharía la posición de jefe de Estado y de gobierno para convocar a sectores importantes de la sociedad a que aporten lo necesario”, indicó Maldonado. Durante su discurso de toma de posesión, Maldonado pidió la renuncia a los miembros del gabinete de Pérez Molina, pues aseguró que los meses que estará en el gobierno deberán servir como ejemplo de decoro, dignidad y entrega. Y aseguró que esas renuncias son necesarias para hacer las sustituciones “que encajen con ese gobierno transitorio de ejemplaridad”. También solicitó a los grupos sociales que hagan propuestas idóneas y propongan miembros más ilustres para que sean parte del gobierno.
Pérez Molina llegó ayer a los tribunales a las 8.40 hora local (las 11.40 en la Argentina) para presentarse ante el juez Gálvez, del Juzgado B de Mayor Riesgo, quien tiene a su cargo el proceso abierto a la red de defraudación aduanera conocida como La Línea. El Ministerio Público y la Cicig lo acusan de liderar la trama delictiva por la que ya está en prisión preventiva Baldetti. “Voy en una desventaja porque ellos tienen toda la intención de destruirme”, dijo Pérez Molina a radio Sonora es la Noticia, antes de presentarse ante la justicia, en referencia al Ministerio Público y la Cicig.
Pérez Molina pidió al juez que no se deje manipular “ni presionar ni por los medios ni por las instancias extranjeras ajenas al país”. El presidente saliente, que tiene prohibido dejar el país, acusó a la Fiscalía y a la Cicig de buscar protagonismo con su caso. “Ese no es el papel de una fiscal ni de un juez, y lo estoy diciendo aún cuando me tengo que enfrentar con ellos; no sé qué le han ofrecido, a qué aspira, creo yo que no debe ser el papel de los verdaderos jueces”, señaló. Pérez Molina sostuvo que no va a huir, que enfrentará el proceso judicial y que tomó la decisión de renunciar al cargo después de que el Congreso lo despojara el lunes de la inmunidad por los indicios que habían en su contra de dirigir la red de defraudación.
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