Domingo, 20 de agosto de 2006 | Hoy
EL MUNDO › CRITICAS DE ANNAN Y SINIORA PARA TEL AVIV; HABRIAN MUERTO TRES SOLDADOS
El frágil cese del fuego se mantiene a pesar del combate de Budai, donde el ejército israelí atacó, según un vocero, para cortar el suministro de armamento iraní a Hezbolá. Llegó el ejército libanés a la frontera y se acercan la tropas de la ONU.
Tambalea la tregua en el Líbano. Por primera vez desde la entrada en vigor el lunes del alto el fuego entre Israel y la milicia de Hezbolá, militares israelíes emprendieron ayer una acción en suelo libanés y disputaron una cruenta batalla contra los milicianos chiítas. Según fuentes israelíes y libanesas, los combates causaron la muerte a tres combatientes de Hezbolá y a un soldado israelí. Sin embargo la agrupación chiíta negó haber sufrido bajas. En tanto, llegaron al sur del Líbano las primeras tropas internacionales para tratar de consolidar el cese de las hostilidades.
Con protección aérea, helicópteros israelíes transportaron ayer dos vehículos Hummer a unos 100 kilómetros de la frontera. Con estos vehículos todoterreno los soldados israelíes marcharon hasta el pueblo de Budai, a unos 30 kilómetros de la ciudad de Baalbek, donde se enfrentaron con milicianos de Hezbolá. En Budai, los simpatizantes del grupo chiíta estaban convencidos de que las fuerzas del país vecino rompieron la tregua porque buscaban al tesorero nacional del partido chiíta, Mohammad Yazbeck. Por su parte, Israel confirmó haber realizado la operación, sin que hayan quedado claros sus objetivos. Según un comunicado del ejército, el ataque, en el que murió un oficial y dos resultaron heridos, tenía como objetivo impedir el abastecimiento de armas a Hezbolá por parte de Irán y Siria. “La operación es una respuesta a la violación de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que prohíbe el suministro de armas al Hezbolá”, afirmó el portavoz del Ministerio israelí de Relaciones Exteriores, Mark Regev. Sin embargo, según la radio pública israelí, la misión del comando pudo haber sido liberar a los dos soldados israelíes secuestrados por Hezbolá el 12 de julio, en un ataque que desencadenó la ofensiva israelí en Líbano.
Tanto el gobierno libanés como el secretario general de la ONU, Kofi Annan, expresaron su rechazo a la acción de Israel. El primer ministro libanés, Fuad Siniora, calificó la operación de “violación flagrante” del cese de las hostilidades entre el estado israelí y las milicias de Hezbolá. “La operación comando llevada a cabo al alba por las fuerzas de ocupación israelíes en la región de la Bekaa (este) constituye una flagrante violación del acuerdo de cese de las hostilidades anunciado por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas”, dijo Siniora en un comunicado. Por su parte, Annan indicó que el ataque israelí constituyó una violación al cese del fuego. “Toda violación de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad pone en peligro la frágil calma alcanzada tras muchas negociaciones y daña la autoridad del gobierno libanés”, indicó en un comunicado.
Mientras, el ejército libanés se instaló en la frontera con Israel por primera vez en 30 años, tomando posiciones en la Puerta de Fátima, según afirmó el general Charles Chijani, comandante de la 10ª brigada de infantería. A pesar de ello, el ministro libanés de Defensa, Elias Murr, amenazó con suspender el despliegue del ejército libanés en el sur de Líbano si la ONU no se pronuncia sobre la operación comando realizada por Israel en el este de Líbano. “Podría pedir al Consejo de ministros que decidan la interrupción del despliegue del ejército en el sur porque no hemos enviado a las tropas para que caigan en las trampas tendidas por Israel”, declaró.
Al mismo tiempo, las primeras tropas internacionales llegaron para reforzar la presencia de la Fuerza Interina de las Naciones Unidas en Líbano (Finul) y tratar de apuntalar la frágil tregua. La Finul, que existe desde 1978 y cuenta en la actualidad con 2000 hombres, debe ser reemplazada por una nueva fuerza de 15.000 militares y un mandato ampliado, según la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU. En esa resolución se basó el cese de hostilidades entre Israel y el movimiento chiíta Hezbolá, después de 31 días de guerra.
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