Algunos alumnos estudian en colegios con pupitres relucientes, mientras otros no tienen siquiera tizas o instalaciones sanitarias adecuadas. Para muchos es una de las consecuencias de la municipalización de la educación chilena, criticada por los estudiantes secundarios –llamados “pingüinos” por sus uniformes azules y blancos– y ahora también por la mayoría de los chilenos.

Así lo indicó una encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), en la que la educación obtuvo una puntuación de 4,5 puntos sobre 7, y el 73 por ciento de los chilenos consideró que debe ser administrada por el Ministerio de Educación (Mineduc) y no por los municipios, que tienen el control desde 1981, gracias a una ley promulgada durante la dictadura de Augusto Pinochet.

Municipalización o centralización, ése es el dilema. El traspaso del control educativo a los municipios se puso en práctica con el argumento de que era muy costoso mantener la educación bajo control del Estado. “Se hacía muy difícil la distribución de los recursos y el pago a los profesores, sobre todo los de los colegios de las comunidades más aisladas”, indicó a Página/12 Luis Eduardo González, investigador del Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación (PIIE). “La municipalización tiene dos ventajas: permite una mejor gestión de los recursos y un mayor contacto de la comunidad con las escuelas”, agregó.

Sin embargo, la solución generó otros conflictos. “La municipalización causó más perjuicios que beneficios. Significó un desentendimiento del Mineduc de las escuelas”, criticó Rodrigo Cornejo, investigador del Observatorio Chileno de Políticas Educativas. “Además hay muy pocos espacios participativos. Las decisiones las toma el alcalde y no la comunidad”, agregó en diálogo telefónico con este diario.

La brecha entre los municipios termina de complicar el panorama. Los tamaños y recursos son distintos, pero todos los colegios reciben la misma subvención, otorgada según el número de alumnos.

La encuesta del CEP fue interpretada de diversas maneras. Incluso hubo quienes consideraron que los chilenos no necesariamente piden la centralización de la educación. “La gente pide que haya más control de parte del Estado, no necesariamente que vuelva al sistema de los años setenta, pero sí que tenga mayor capacidad de fiscalizar”, afirmó en el diario chileno La Nación Juan Eduardo García Huidobro, presidente del Consejo Asesor Presidencial de Educación, la comisión conformada en junio por la presidenta Michelle Bachelet tras las protestas de los “pingüinos”.

Los analistas coinciden en que un cambio es necesario. “La postura de la gente es bastante sabia, con mucho sentido común. Esta encuesta es un muy buen punto de partida para generar un cambio”, señaló Cornejo. “Volver a centralizar es poco real. Pero es posible avanzar hacia una administración estatal descentralizada. Hay que discutir la creación de una nueva estructura”, indicó el investigador.

El analista González coincide. “La solución no sería volver a la centralización, sino cambiar la distribución de los recursos según si es una región rica o pobre o si es un colegio público o privado. Además, el Estado debería involucrarse más, mejorando los sistemas de supervisión y apoyo, en especial con los colegios con dificultades”, indicó.

Informe: Virginia Scardamaglia.