Lunes, 4 de junio de 2007 | Hoy
EL MUNDO › BRASIL CUESTIONO QUE VENEZUELA NO RENOVARA LA LICENCIA A RCTV
El Senado brasileño dejó de lado el último escándalo de corrupción para quejarse ante Caracas. Lula defendió a sus legisladores.
Por Darío Pignotti
Desde Brasilia
Polemizar con Hugo Chávez es más rentable que dar explicaciones sobre una aventura extraconyugal. A esa conclusión llegaron los principales líderes del Senado brasileño al cuestionar a Chávez por no haber renovado la licencia al canal RCTV, lo que dio lugar a una escalada diplomática entre los gobiernos de Brasilia y Caracas y puede condicionar el ingreso venezolano al Mercosur.
Tras asesorarse sobre la estrategia del ex mandatario norteamericano Bill Clinton para evitar el impeachment por sus aventuras con la becaria Mónica Lewinsky, el presidente del Senado Renán Calheiros compareció el lunes pasado ante el plenario, acompañado por su legítima esposa, para admitir su romance con una ex periodista de la TV Globo. La carrera del legislador más poderoso de Brasil parecía desmoronarse. Fue entonces que apareció, providencial, el roce con Chávez.
Dos días después, el miércoles, el Senado aprobaba una queja formal en la que reclamó al gobierno venezolano que RCTV continúe en el aire, tema que desplazó de la agenda del Jornal Nacional, de la TV Globo, a los amoríos de Calheiros y un escándalo de corrupción, quizá el más grave en décadas, que involucra a buena parte de los miembros de la Cámara alta.
Calheiros y sus pares fueron definidos como “loros al servicio de los Estados Unidos” por Chávez el miércoles y como “groseros” el sábado, con lo cual el contrapunto se transformó en un problema institucional y el presidente brasileño Lula da Silva entró en escena.
Ayer, desde la India, a donde viajó para firmar acuerdos sobre biocombustibles y energía nuclear, Lula defendió a su Parlamento de los ataques chavistas, al decir que los legisladores no fueron “groseros” en su petición. “Chávez debe ocuparse de Venezuela (..) yo me ocupo de Brasil y Bush de los Estados Unidos”, recomendó Lula en Londres el viernes, cuando parecía más interesado en el partido entre las selecciones brasileña e inglesa que en atizar el entredicho. El mandatario dedicó un breve trecho de su conferencia de prensa londinense al tema antes de ir al estadio de Wembley, donde fue fotografiado junto a los astros “verdeamarelhos” Ronaldinho Gaúcho y Kaká.
De hecho, Lula había procurado gambetear la polémica sobre RCTV desde un comienzo, para lo cual argumentó que el tema era de exclusiva competencia de los venezolanos. Pero la evolución de la querella entre el Senado brasileño y el Palacio de Miraflores, en Caracas, lo obligó a tomar cartas en el asunto. Aunque no comulgue con la política de medios bolivariana, el líder brasileño prefiere aquietar las aguas y evitar una tempestad como las que sacudieron las relaciones entre Venezuela y otros países de la región.
En línea con ese temperamento, el canciller brasileño Celso Amorim admitió que las relaciones “no están normales” y convidó a controlar los “arrebatos verbales”. Pretende, de ese modo, que esta controversia siga un curso similar a la que hubo entre Lula y Chávez sobre biocombustibles, concluida amigablemente hace un mes en Isla Margarita, cuando el venezolano prometió comprar etanol brasileño después de haber hablado pestes de la producción de energías “limpias” a escala continental.
El peor escenario para Itamaraty (cancillería) sería una crisis similar a la que hubo entre Venezuela y México el año pasado, antes de las elecciones presidenciales, cuando Chávez insinuó su simpatía por el candidato opositor Andrés Manuel López Obrador y motivó una reacción “patriótica” de la derecha partidaria y mediática en repudio de la injerencia en asuntos internos.
Más allá de las razones de política externa que motivaron la respuesta de Chávez al Senado, es innegable que suscitó un entuerto en la política interna brasileña que puso en aprietos a su “amigo” Lula, toda vez que favoreció la iniciativa de las fuerzas conservadoras.
La Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara alta está en manos del senador Heráclito Fortes, de Demócratas, el partido donde militan los colaboradores de la dictadura militar. El affaire encaja de maravillas en la estrategia de la alianza opositora entre Demócratas y el Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), que no esconde sus reservas sobre el Mercosur y su rechazo sin atenuantes al chavismo.
El senador Eduardo Azeredo, del PSDB, vicepresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, anticipó a la agencia ANSA que denunciará a Chávez ante el Parlamento del Mercosur este mes en Montevideo y advirtió que si Venezuela “continúa en su escalada autoritaria”, posiblemente el Senado brasileño vetará su ingreso como miembro pleno a ese bloque.
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