Mientras el Capitolio discutía la permanencia o la retirada de las tropas estadounidenses, en Irak la violencia no cedió. Al menos 78 personas murieron ayer y más de un centenar resultaron heridas en varios atentados. Los más importantes fueron en la ciudad de Tal Afar, en el norte del país, cerca de la frontera con Siria. El gobierno iraquí intenta salir de su inercia y está preparando un proyecto de ley para reinsertar a ex miembros del partido Baas, de Saddam Hussein, a la vida política, en pos de la reconciliación nacional.

En Tal Afar, hacía varios días que los pobladores esperaban la llegada de alimentos y otros bienes de primera necesidad. Por eso, las fuerzas de seguridad iraquíes dejaron pasar sin registrar a un camión que venía supuestamente cargado con alimentos. En cuanto ingresó a un barrio de mayoría chiíta del centro de la ciudad, el conductor del camión lo hizo explotar. A pocas cuadras de allí, un coche bomba también estallaba. Los dos ataques dejaron 55 muertos y unos 120 heridos. El sábado pasado, diez iraquíes habían fallecido en otro atentado similar. Otros ataques en distintos puntos del país, incluyendo Bagdad, dejaron 23 víctimas más.

El nuevo plan de seguridad diseñado por los militares estadounidenses e iraquíes no está funcionando. Quizá por eso, el gobierno iraquí está empezando a avanzar en el plano político. Los diputados estaban ayer terminando de preparar un proyecto de ley para reinsertar a los ex correligionarios de Hussein en la vida política. “Si bien conservamos la memoria de la amplitud de los crímenes cometidos contra todos los iraquíes por el ex régimen y los jefes del partido Baas, presentamos la ley de ‘transparencia y reconciliación’ para construir un país abierto a todos los iraquíes que quieren un Irak libre y democrático, sin divisiones confesionales, racismo y discriminación”, dirá la ley.

Según esta nueva norma, un número limitado de ex partidarios de Hussein podrá postularse para cargos públicos, entre ellos en el ejército. Aunque parcial, esta ley sería un avance. Después de derrocado el régimen de Hussein en abril de 2003, Estados Unidos se cuidó de disolver y prohibir todas las instituciones y organizaciones relacionadas con el fallecido líder iraquí.