La estrategia es vieja pero efectiva: debilitar al adversario restándole aliados para incorporarlos a la fuerza propia. Eso fue lo que pasó con el Movimiento Evita y la administración de Jorge Telerman. La agrupación encabezada por Emilio Pérsico decidió apartar a todos sus militantes del gobierno porteño (tenía varios en el Ministerio de Derechos Humanos y Sociales de Gabriela Cerruti). El alejamiento se resolvió el miércoles pasado en la Casa Rosada en una reunión de Pérsico con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. En la charla coincidieron en que era necesario apoyar “con todo” la candidatura de Daniel Filmus. El Presidente estuvo un rato. Con su presencia pareció aprobar todo lo que allí se había acordado. “Nos vamos porque vamos a apoyar a Filmus. No queremos que el candidato del Presidente salga tercero en Capital. Mucho menos cuando el Presidente se jugó como se jugó”, argumentó Pérsico ante Página/12.

Un grupo de militantes del Movimiento Evita –entre ellos su referente en la ciudad, Juan Pablo Cusa– habían desembarcado en la cartera de Cerruti a mediados del año pasado. Su llegada a la administración porteña formaba parte de un acuerdo general de Telerman con las organizaciones sociales y la asociación Madres de Plaza de Mayo. El acuerdo consistía en nombrar a Angel “Lito” Borello –fundador del Comedor Los Pibes y de excelente relación con Hebe de Bonafini– en la coordinación de Políticas Sociales urbanas, un virtual viceministerio, y debajo suyo incorporar representantes de todos los movimientos K. En esa estructura convivían la Mesa de Enlace (que reúne a Los Pibes, Octubres y otros grupos), Peronismo Militante, Libres del Sur y Movimiento Evita. Pero eso fue hasta ayer.

Inicialmente, el Movimiento Evita había apoyado un intento de acercamiento entre Telerman y el Gobierno. “Se podría haber logrado que Telerman fuera parte de todo esto”, admitieron a este diario desde la agrupación de Pérsico. Sin embargo, la posibilidad de que el jefe de gobierno fuera ungido como candidato kirchnerista, una alternativa que incluso llegaron a evaluar desde Compromiso K, nunca llegó a concretarse. Tropezó con la tajante oposición del jefe de Gabinete. Telerman tampoco lograba la confianza de Kirchner. Así las cosas, desde el Movimiento Evita intentaron mantener cierto equilibrio: permanecer en el gobierno porteño sin hacer grandes demostraciones a favor de Telerman. “No apoyamos la candidatura de Filmus porque nos parecía un error. Pero sabíamos que si se instalaba, la íbamos a apoyar”, explicó Pérsico.

El equilibrio entró en crisis cuando desde la Rosada comenzaron a pedir definiciones más explícitas a favor de Filmus. Sobre todo después de que el Presidente ubicara al ministro de Salud, Ginés González García, como primer candidato a legislador. Tras la reunión con Fernández, Pérsico y su tropa debatieron todo el fin de semana. Decidieron irse del gobierno porteño y sumarse a la campaña del ministro de Educación. Hoy darán el primer paso: la conducción del Movimiento Evita cenará con el jefe de Gabinete en el barrio de Palermo. En confianza, los hombres de Pérsico comparaban su posición con la de sus “primos”, como llaman a Libres del Sur. Ese movimiento respalda la candidatura de Telerman. “La discusión no puede ser quién va a ganar ni qué nos van a dar”, criticaron.