Mitad reclamo, mitad gesto de apoyo, Raúl Castells se presentó en la inauguración de la exposición de la Sociedad Rural y le pidió a Luciano Miguens la donación de cien vacas para sus comedores. Tras el acompañamiento que su agrupación hizo a las entidades del agro durante el conflicto por las retenciones móviles, ayer el dirigente piquetero fue recibido sin el operativo policial que otros años esperaba a estas manifestaciones como si se tratara de invasiones bárbaras. Castells llegó a las puertas del predio de Palermo con mil desocupados del conurbano, “mil compañeros que dieron la lucha contra el gobierno de los Kirchner”, según los definió. De luchador a luchador, tras reclamar las cien cabezas de ganado, le pidió además a Miguens si los dejaban entrar para mirar la exposición.

En el interior de la Rural estaban los restantes integrantes de la Mesa de Enlace, quienes fueron, contó el dirigente, los que le dieron una mano para conseguir el sí al pedido de donaciones. “Miguens primero como que dio algunas vueltas”, pero los otros intervinieron y se comprometieron a que “entre todos” iban a juntar para la donación.

Siempre atento a los medios, Castells había anunciado con varios días de anticipación su pedido, para “que los grandes ganaderos ayuden a los comedores con cien vacas por mes y, las Bolsas de Cereales, con 50 mil kilos de harina”.

Ayer puso el acento en diferenciarse de la Rural. Aclaró que el respaldo “fue a los pequeños productores de la Federación Agraria y no a la oligarquía terrateniente”. Y contó: “Nos llevamos bien con Eduardo Buzzi y tenemos relación con algunos sectores de los medianos productores de Coninagro, con Mario Llambías, pero hasta ahí llegamos”.

El titular de la Sociedad Rural no pareció darse por aludido. Recibió a Castells y lo acompañó en la recorrida por el lugar. Miguens dijo que recibía al Movimiento de Jubilados y Desocupados para demostrar que no se “olvidaron del respaldo” que desde esa organización les dieron a las entidades agrarias. Y terminada la recorrida, quiso invitarlos con una mesa tendida de sandwiches, lo que Castells rechazó: “El Gobierno va a decir que apoyo al campo por un choripán.”

Era la primera vez, dijo, que entraba a la muestra. ¿Y qué le pareció? “Me llamó la atención semejante nivel de limpieza para unos animales. Es algo extraño de ver.”

–Usted, que se definía como clasista, ¿no se sintió incómodo apoyando el lockout?

–Yo sigo siendo clasista. Lo que hicimos fue un frente único policlasista contra el gobierno de Kirchner y ahora marcamos nuestras diferencias con los sectores dominantes dentro del agro. Es como en la guerra de Malvinas: primero fuimos a la Plaza de Mayo para derrotar a los ingleses y cuando terminó la guerra luchamos para tirarlo a Galtieri.