A treinta años de recibir el Premio Nobel de la Paz por denunciar los crímenes del terrorismo de Estado, Adolfo Pérez Esquivel fue homenajeado ayer por la Comisión por la Memoria de la provincia de Buenos Aires, que copreside con el ex fiscal Hugo Cañón. En las últimas tres décadas “han cambiado muchas cosas, ya no hay prácticamente dictaduras militares en América latina y hemos vuelto a los gobiernos democráticos”, celebró Pérez Esquivel, quien creó el Servicio Paz y Justicia y formó parte del grupo fundador de la APDH.

Pérez Esquivel recibió el premio en Oslo, Noruega, el 10 de diciembre de 1980. En su discurso, que los medios argentinos no publicaron, agradeció la distinción en nombre de “las madres que buscan a sus hijos desaparecidos, los desaparecidos, muchos de ellos niños; los miles de exiliados y los pueblos que reclaman libertad y justicia para todos”. También “en nombre de los pueblos de América latina, de los trabajadores, obreros y campesinos que son reducidos a niveles de vida infrahumana y ven limitados sus derechos sindicales”. Ayer, durante el acto, dirigentes de organismos de derechos humanos recordaron momentos de la trayectoria de Pérez Esquivel, en tanto se escucharon testimonios grabados del presidente de Ecuador, Rafael Correa, y del escritor Eduardo Galeano (ver aparte).