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El Gobierno quiere desmilitarizar la delegación argentina en Haití

Esta semana el Ejecutivo enviará al Congreso un proyecto para renovar la presencia militar en ese país. La intención es que la misión adquiera progresivamente un rol humanitario.

 Por Martín Piqué

La idea se irá aplicando por etapas. En la Rosada aseguran que Néstor Kirchner ya dio el visto bueno. “Queremos que nuestra presencia en Haití vaya adquiriendo progresivamente un rol humanitario”, explican en el Gobierno. ¿Qué significa la frase? Que el Ejecutivo se propone ir incorporando dentro de la delegación de cascos azules argentinos instalados en Haití cada vez más profesionales vinculados con tareas de reconstrucción, como ingenieros y técnicos, o voluntarios especializados en tareas de solidaridad. De esta manera, cuando parta de Buenos Aires la delegación de militares que reemplace a los que se encuentran en Gonaives (segunda ciudad de Haití, donde está afincada la mayoría de los más de 600 cascos azules argentinos) y Puerto Príncipe, habrá una mayor proporción de ingenieros y profesionales de las Fuerzas Armadas que personal especializado en combate. La renovación del perfil de la comitiva responde también a los cambios políticos en Haití. Ya no gobierna una administración de transición, como la que encabezó Bonifacio Alexandre tras el golpe que derrocó a Jean-Bertrand Aristide consumado por marines norteamericanos, sino un gobierno constitucional –apoyado por el mayoritario partido Lavalas– elegido en elecciones y que encabeza René Préval.

Los cambios que se proponen para el contingente argentino en Haití fueron conversados con el propio Préval cuando éste viajó a Buenos Aires. En una reunión con Kirchner y otros miembros del Ejecutivo, el mandatario haitiano pidió apoyo técnico del gobierno argentino (lo mismo hizo con Brasil y Chile) para elaborar una política social basada en el crecimiento económico. Un equipo interdisciplinario del Ejecutivo está trabajando en ese tema –una de las ideas es aplicar en Haití una versión similar del Jefas y Jefes de Hogar– con la participación de funcionarios brasileños y chilenos. En forma paralela a esos proyectos (sobre los que todavía resta por saber cómo van a ser financiados), en el Ministerio de Defensa y Cancillería se está evaluando incorporar al contingente militar argentino una cuota importante de civiles, posiblemente personal capacitado para actuar ante catástrofes humanitarias, guerras o situaciones de pobreza extrema. La propia ministra Nilda Garré ya anunció que se preveía incluir civiles en la delegación que será enviada a Puerto Príncipe.

El anuncio pasó inadvertido en medio del nerviosismo que despertó el primer acto de apoyo a represores de la dictadura en mucho tiempo, realizado el 24 de mayo en Plaza San Martín. Ahora que la cuestión militar parece estar un poco más tranquila, el Gobierno avanzará con los cambios previstos para la presencia argentina en Haití. Es muy probable que la cuestión aparezca en la agenda pública en los próximos días, porque esta semana el Gobierno enviará al Parlamento un proyecto de ley que pretende renovar la presencia militar en el país más pobre de América. Según la ley 25.906, sancionada en junio de 2004, el Congreso autorizó el viaje fuera de las fronteras del país de unos 600 efectivos del Ejército, la Marina y la Fuerza Aérea, más el envío de un buque para llevar equipamiento e infraestructura. Esa ley autorizó la instalación en Haití del contingente militar argentino por un período de 6 meses, renovable por tres períodos más (dos años en total). Ese plazo vencerá en poco tiempo. Algunos juristas a los que consultó el Gobierno aseguran que como el contenido de aquella ley es ambiguo, no sería necesario acudir al Parlamento para que éste apruebe la extensión de la presencia en Haití.

Pero más allá de esos argumentos jurídicos, el Gobierno quiere que la renovación del contingente argentino en Haití sea refrendada por el Congreso. Según un funcionario que está trabajando en el tema, el Ejecutivo presentará un proyecto de ley el Congreso. Entre otras innovaciones, el plan oficial para la que fuera la primera república negra del continente es reducir la tropa con capacidad de combate para incorporar ingenieros militares. También se propone instalar otro hospital desmontable (al lado del aeropuerto de Puerto Príncipe la Fuerza Aérea levantó un hospital reubicable que se había usado en Comodoro Rivadavia durante la guerra de Malvinas). Si la idea se concreta, la delegación argentina tendrá que sumar más médicos y enfermeras. Si llegan a viajar más profesionales de la salud, deberán trabajar contra una realidad muy dura. En Haití no existe un sistema público de salud, tampoco hay cloacas ni agua potable (lo que contribuye a generar muchas enfermedades contagiosas) y los únicos médicos que recorren el país y atienden a la población en las zonas más aisladas son de origen cubano.

Los cambios para el contingente argentino primero serán tratados en la Comisión de Defensa de Diputados, que preside Jorge Villaverde. Quienes ya están al tanto de algunas de las innovaciones que proponen Garré y el canciller Jorge Taiana son el titular de la Comisión de Relaciones Exteriores, Jorge Argüello, y Santiago Ferrigno, secretario general de la Comisión de Defensa. Una vez que se discuta en el Congreso, el Gobierno se ocupará de terminar de definir los detalles con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, y el nuevo jefe de la Minustah, el guatemalteco Edmund Mulet. Aunque Annan ya conoce algunos delineamientos de lo que se propone hacer la Argentina, en la Rosada recuerdan que cualquier cambio que se proponga hacer en un contingente de las Naciones Unidas hay que anunciarlo con, al menos, 6 meses de anticipación.

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Actualmente en Haití hay más de seiscientos cascos azules argentinos.
Imagen: AFP
 
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