Entre el colorido de las tribunas, la bufanda más significativa en respaldo al seleccionado francés no era ni más ni menos que una reivindicación para quienes ocho años atrás habían ganado por primera vez para el fútbol de su país una Copa del Mundo. “Allez les vieux” (“Vamos los viejos”) rezaba la inscripción, jugando con el habitual “Allez les bleus” (“Vamos los azules”) con el que habitualmente se respalda a equipos galos de cualquier deporte. El mensaje era para Barthes –por edad más que por performance–, para Thuram, para el enorme Patrick Vieira (uno de los mejores mediocampistas del torneo), pero muy especialmente para el groseramente denostado Zidane, fundamental responsable de la manera de jugar de este equipo francés en su triunfo ante Brasil, y al que la supina ignorancia de, entre otros pero muy especialmente, el comentarista de América Gustavo López desde la petulancia y el ensañamiento sugirió jubilar.