Domingo, 16 de septiembre de 2007 | Hoy
EL PAíS › LUIS JUEZ, INTENDENTE CORDOBES
Sigue insistiendo en que hubo fraude y esta semana encabeza un cacerolazo para reclamar un conteo voto a voto. Acusa duramente a De la Sota y describe sus “maniobras”. Va a llamar al voto en blanco, pero “orgánicamente” va a dejar en libertad de acción a sus seguidores.
Por Miguel Jorquera
Desde Córdoba
“Parezco un adicto, paso de la depresión a la euforia todo el tiempo”, comenta como una humorada a los allegados que lo acompañan en su estudio jurídico en el centro de Córdoba. Desde hace 15 días, Luis Juez no tiene respiro. La disputa por el resultado electoral del 2 de septiembre –cuyo escrutinio provisorio le adjudica el triunfo al delfín delasotista Juan Schiaretti por apenas 27 mil votos– tensó a toda la provincia. Afirma que aunque la Justicia le adjudique el triunfo tampoco asumiría como gobernador en medio de este proceso electoral “viciado de fraude”, pero continúa la pelea para que se abran todas las urnas y se haga el conteo voto a voto. Para el jueves prepara un cacerolazo para volver a poner en la calle el reclamo, que ya excede a su partido. El enfrentamiento con el gobernador José Manuel de la Sota lo llevó a romper lanzas con el gobierno nacional y promover el voto en blanco en octubre, aunque les dio libertad de acción a sus militantes y asegura que pondrá 10 mil fiscales para garantizar que “no le vuelva a robar el voto a los cordobeses”, que a 14 días de haber votado todavía no saben quién será el nuevo gobernador.
–Ya van más de diez días de pelea, ¿cuál es su estado de ánimo?
–Con mi hermano mellizo cumplimos el jueves 44 años y a las doce de la noche para apagar la torta tuvimos que buscar un matafuego porque ya ni aire nos queda. Nosotros venimos con 60 días de campaña y doce de agonía. Bueno, terminás la campaña, ganaste o perdiste; te recuperás igual. Pero nosotros llevamos una pelea de una tensión en la que no podemos incidir en el resultado, peleamos contra el Poder Judicial, el poder constituido, contra el poder económico que maneja el gobierno provincial y contra los medios, donde los tipos quieren que esta noticia se desvanezca.
–¿Tiene salida esto?
–Nos encontramos en una encerrona. Queremos completar el proceso judicial y administrativo, para poder apelar al STJ y en su defecto la Corte. Pero por ahí sentimos que estamos convalidando un proceso administrativo con altísimo grado de corrupción.
–La campaña del gobierno provincial negándose a abrir las urnas ¿es una muestra de fortaleza o de debilidad de De la Sota?
–Creo que en lo único que tiene razón De la Sota es que las urnas ya las abrieron. Las abrieron para modificar el resultado, para sacar las actas, cambiar los votos. Es un acto de absoluta debilidad, aunque De la Sota se ha manejado con mucha inteligencia política en este asunto. Se instaló dos días en Buenos Aires, tuvo reuniones con los grandes grupos económicos de comunicación, amenazó con romper con el kirchnerismo y quitarle el respaldo a Cristina, y logró que el gobierno nacional no se expidiera sobre el tema y cerrara la vía federal para el reclamo judicial. El Gobierno podría haber mandado una señal muy fuerte a través del Juzgado Electoral Federal o la Corte, que diga abran las urnas y cuenten los votos. Pero con esas amenazas, De la Sota logró que el Gobierno estrechara filas en el armado de una lista conjunta para las elecciones nacionales.
–¿La decisión de llamar a votar en blanco no lo aisló?
–La decisión de no presentar lista de diputados nacionales, en un país en el que no hay ética, es dar una señal ética. Nosotros nos hemos enterrado en la lona, entonces no podemos pensar qué ropa nos vamos a poner en el cumpleaños de 15 de la nena. Todavía estamos velando las urnas del 2 de septiembre. Sería una actitud de irresponsabilidad nuestra tener una actitud especulativa. Hay ministros que llamaron para decirme “encabezá la lista de diputados nacionales, Juez, te tomás revancha en 40 días y ganás por el 70 por ciento de los votos”. Sería un acto de herejía política.
–Su compañero de fórmula va a votar a Cristina.
–Cada uno puede hacer lo que quiera, pero en definitiva vamos a ver después de quién son los votos. Dice que se va a subordinar a lo que diga el Frente Cívico. Pero si así fuera, nosotros somos muy orgánicos, nuestro espacio plural expresa mucha representatividad. Nosotros, vamos a darle a nuestra gente la libertad para que resuelva lo que considere más conveniente: los que quieran acompañar a Lavagna, a Carrió, a Cristina, los que no quieran votar nada o quieran votar en blanco.
–¿Esto no sería dilapidar un caudal político?
–No, Nosotros vamos a acumular cuando tengamos que acumular. Nosotros fuimos al 2 de septiembre a todo o nada. Y nada, es nada. De qué le sirve a un partido provincial tener 4 o 5 diputados nacionales más o menos, si en definitiva el voto popular fue vulnerado en Córdoba.
–¿Su intendente, concejales y legisladores van a asumir?
–Ese es un tema que lo van a discutir ellos. Nosotros no vamos a poner en riesgo la institucionalidad. Lo de Giacomino fue una señal ética muy fuerte, porque Schiaretti había encontrado una fisura legal. La elección decía que el resultado tenía cuatro patas, ladra y mueve la cola, pero el correo dijo “foca”. Y Schiaretti con certificado de foca y mucha inteligencia dijo que si con el mismo escrutinio Giacomino era el intendente por qué yo no voy ser gobernador. Porque el ladrón cree que todos son de su condición. Y Giacomino le dijo, no, nosotros cuestionamos todo el escrutinio, inclusive el que nos hace ganar la capital.
–Schiaretti lo acusa de querer incendiar las instituciones de Córdoba.
–Me dice que soy un pichón de Nerón. Lo que no soy es un pichón de ladrón. Y como no fumo, ni soy un piromaníaco. Schiaretti quiere el poder sin importar cómo lo alcanzan, el poder por el poder mismo. No tiene problemas de conciencia, está claro que hoy no tiene problemas para dormir con tranquilidad, no necesita un lexotanil. El 60 por ciento de los cordobeses no lo votó, pero no le preocupaba si tiene legitimidad o no.
–¿Se siente derrotado?
–No. Que se vayan a cagar. Me pueden jaquear, hacerme cansar, manosear, pero no me van a poder voltear. Me voy a sentir derrotado el día que transe convicción por conveniencia. Nuestros sueños son algunos difíciles, dificultosos. Sostengo que las utopías son sueños que todavía no se pudieron cumplir, no imposibles.
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