Domingo, 6 de enero de 2008 | Hoy
Por David Cufré y
Martín Piqué
El Gobierno anunciará esta semana un plan para alentar la producción de las empresas autopartistas. El Ministerio de Economía creará un fondo de entre 80 y 100 millones de pesos para conceder créditos a la inversión a tasas subsidiadas. Las autoridades buscan aprovechar el boom de la industria automotriz para aumentar las dotaciones de personal ocupadas en el sector. El objetivo es incrementar la participación de piezas nacionales en el ensamblado de los vehículos y conseguir de ese modo que las unidades tengan un mayor nivel de valor agregado argentino. La medida marcará el inicio de una política que Martín Lousteau proyecta para el mediano plazo, con incentivos puntuales y diferenciados para distintos sectores productivos.
Página/12 reveló anteayer que en la Casa Rosada esperan el anuncio del programa para retomar una agenda activa de gestión, después del ajetreo por el caso de la valija. Allí mencionaron que Lousteau dispondría este año de 700 millones de pesos para apuntalar la producción. Son recursos que hasta el 31 de diciembre pasado se utilizaron para financiar el consumo, esencialmente de las clases medias y alta, a través del reintegro de 3 puntos del IVA a las compras con tarjetas de crédito. Sin embargo, desde el 1º de enero la devolución resultó desactivada y esos fondos quedaron disponibles. Fuentes oficiales aclararon que los recursos para otorgar créditos blandos a las autopartistas tendrán otra fuente: el impuesto a los autos de lujo.
El Gobierno elevó desde comienzos de año de 8 a 10 puntos la tasa del impuesto interno a los vehículos, chasis, motores, motociclos, embarcaciones y aeronaves deportivas cuyo precio de venta supere los 140 mil pesos. La recaudación del gravamen será volcada al programa de financiamiento de las autopartistas, con lo cual la promoción quedará resuelta dentro del mismo sector automotor.
Esta industria atraviesa su mejor momento histórico, con producción, ventas y exportaciones record. Aun así, el aprovechamiento de esa situación en materia de empleo y desarrollo es parcial, debido a que los autos contienen apenas un 30 por ciento de componentes nacionales. Brasil es el principal proveedor de piezas, pero las terminales también las importan desde Estados Unidos, Alemania, Francia, España, Italia, Japón y China, entre otros países. Las automotrices traen motores para una amplia gama de modelos y la mayor parte de los componentes electrónicos sofisticados.
Las autopartistas recuperaron terreno en los últimos dos años después de padecer la desnacionalización por las políticas implementadas en los ’90. De todos modos, sigue siendo un desafío que la industria automotriz local abandone el perfil de plantas de ensamblaje para asumir otro de regeneración de la cadena de valor y desarrollo interno.
Lousteau y el secretario de Industria, Fernando Fraguío, recibieron a los representantes de las terminales, las autopartistas y el sector siderúrgico a mediados de diciembre. Allí empezó a tejerse la implementación del plan de promoción para los fabricantes de piezas. En la Unión Industrial Argentina tomaron nota de ese encuentro y de otro que los mismos funcionarios mantuvieron unos días antes con empresarios de la cadena agroindustrial. La central fabril guarda expectativas de que los planes promocionales lleguen a otros rubros, aunque también existe cierto recelo porque los primeros beneficiados son del rubro automotor.
Tanto Fraguío como el nuevo embajador en Francia, Luis Ureta Sáenz Peña, provienen de esa industria: el primero llegó a la función pública desde la presidencia de Iveco y el segundo, desde la jefatura de Peugeot. Lousteau ya dio señales de que habrá apoyo a la industria en su conjunto: dijo hace dos semanas en un reportaje con este diario que en los primeros meses de 2008 se implementará una banca de desarrollo para subsidiar la inversión.
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