Domingo, 16 de marzo de 2008 | Hoy
Por Mario Wainfeld
Mañana se celebrará en la pimpante sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) la reunión de Cancilleres que tratará de redondear el abordaje del conflicto entre Colombia, Ecuador y Venezuela. El ministro de Relaciones exteriores Jorge Taiana irá a Washington con la intención de confirmar las decisiones de la Cumbre presidencial del Grupo Río realizada en Santo Domingo.
“El documento fue más conceptual y tuvo mejor nivel que el previo de la OEA” –analizan muy cerca del canciller–. Y enumeran: estipulaba el “rechazo” a la invasión territorial cometida por Colombia. Incluía “disculpas” del agresor hacia Ecuador y puntualizaba la voluntad de “no repetición”. El conjunto, en el escueto universo de lo posible, es una severa crítica colectiva a la teoría del “ataque preventivo”, cara a la administración Bush y a sus aliados como Alvaro Uribe.
El gobierno, no podía ser de otro modo, describe como notable la actuación de Cristina Fernández en Dominicana y en los días previos. “Lula tuvo un papel más distante, ni fue a la Cumbre. Cristina lo controló a Chávez, lo indujo a su moderada intervención. Conseguimos cambiar la imagen de los hechos, evitamos que Chávez quedara como el chico malo, el trouble maker”.
Según la narrativa del Palacio San Martín, el mexicano Felipe Calderón tuvo un papel importante, construyendo consenso entre los países más cercanos (geográfica y políticamente) a Estados Unidos. A su vez, “Cristina contuvo a la muchachada”, un modo amical de hablar de Chávez, Evo Morales y el ecuatoriano Rafael Correa.
Mañana se conocerá el informe producido por la OEA en el territorio fronterizo donde se desató el conflicto. Hubo varios enviados de ese organismo, entre ellos el embajador argentino Rodolfo Gil, que estuvo en línea permanente con Taiana. Pero el informe fue preparado por el titular de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, cuya moderación es proverbial. “No podemos esperar nada flamígero de Insulza”, satiriza un empinado diplomático argentino. Traduzcamos su jerga: habrá que entonar el ambiente con política, si se desea ratificar en el papel el espíritu de Santo Domingo.
“La paz es un asset de la región”, define Taiana en línea con el razonamiento de la presidenta, “no podíamos dejar abierto un incidente que la pusiera en riesgo”.
La secuencia de reuniones parece fatigante y será difícil empardar el clímax alcanzado en Santo Domingo. La personalización de la representación política impone sus reglas: la presencia o ausencia de los presidentes marca un abismo de interés y de fuerza. De todos modos, el objetivo se mantiene: mostrar un frente unido ante cualquier amague de complicar el proceso de integración y cooperación. La condena a la intromisión colombiana es consistente con ese objetivo estratégico, más denso.
En paralelo, Lula y Cristina Kirchner dialogaron por teléfono sobre el suministro de gas. En el gobierno argentino, tras escuchar al presidente vecino, dan por hecho que (contra lo que dijo en su momento el titular de Petrobras) alguna molécula vendrá de Brasil. De eso, aseguran, se hablará en el inminente encuentro tripartito de ministros del área en Bolivia.
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