Pelo corto, zapatos lustrados, traje y corbata, tarjetas de presentación al estilo de un ejecutivo, aunque ninguno llegaba a los 22 años. El grupito estaba sentado a la mesa del comedor del jefe de Gobierno porteño, cuando Gabriela Michetti entró con la efervescencia que la caracteriza. No eran las juventudes del PRO, sino los presidentes de los centros de estudiantes de las universidades privadas (las públicas quedaron para otra ocasión), que fueron recibidos por la vicejefa con medialunas y café con leche. “Nos interesa sacar el prejuicio irracional que existe con las universidades privadas, donde hay gente piola y que trabaja”, le planteó Nicolás Halac, presidente de la Asociación de Centros de Estudiantes de Universidades Privadas (Aceup).

Vestida de blanco, Michetti encabezó el encuentro con los presidentes de los centros de estudiantes de la Universidad de San Andrés, la UCA, la Universidad del Salvador, Di Tella y el ITBA. La invitación es parte del programa Pasión por Buenos Aires. “Es para despertar de nuevo la mística de vecindad: queremos hacer fiestas populares en la calle, poner un tablón como en las películas y que vengan los vecinos”, detalló Michetti, quien explicó por qué no participaron los centros de estudiantes de las universidades públicas. “Es más complicado convocar a las públicas y que vengan todas las facultades”, le dijo a Página/12.

Los jóvenes se presentaron, con cierto candor. “Vos tenés cara de historiador”, chanceó Michetti al único que tenía barba y pelo largo (por supuesto, con gomina y recogido en una prolija colita). “Somos apartidarios. Ese es uno de nuestros valores agregados”, vendió Halac. “Los socios de nuestro centro de estudiantes pagan una cuota extra, por lo que les tenemos que dar algo a cambio”, contó Gabriel Vannielli, del ITBA.

“Somos privilegiados, y sobre todo los de las universidades privadas, como es la UCA. Siempre les digo en las charlas a los de primer año que somos privilegiados, lo que nos hace naturalmente dirigentes”, dijo Agustín Sánchez Orondo, de Derecho, ante la sonrisa de Michetti. Hasta que otro le comentó: “Una de las cosas que me gustó de la campaña era el hincapié que hicieron con las comunas”. Parecía una ironía, porque la oposición viene cuestionando al macrismo la falta de compromiso con las comunas. Pero no, el interés del estudiante era genuino, tanto que recitó la Ley de Comunas de memoria (se sacó un muy bien, diez).

En respuesta, Michetti cuestionó el número de comunas y la cantidad de miembros de las juntas comunales. Sostuvo que “son un problema gravísimo de gobernabilidad. Imagínense ponerse de acuerdo entre siete personas de distintos partidos y coordinar con las otras comunas. Es un problema más para el ciudadano”. La dirigente convenció a más de uno: “Las medidas que tomó Cristina no las comparto. Entre ella y Macri, me quedo con Macri”, regaló, a la salida del encuentro, María Laura Orlando, de la San Andrés.