A mediados de julio fueron los médicos del Hospital Fernández quienes salieron a denunciar el desabastecimiento hospitalario. Con una nota firmada por treinta profesionales, la mayoría jefes de servicio, advirtieron que la falta de insumos incluía “desde elementos de alta tecnología para asistir enfermedades agudas y graves, como infartos de miocardio, hasta insumos básicos, como hojas de bisturí, alcohol, guantes de látex y medicamentos para asistir emergencias”. La nota fue dirigida a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad y la de la Nación. Ante reclamos similares en el Durand, el Gutiérrez y el Tornú, el Ministerio de Salud porteño dio el mismo argumento que en estos días, que “todo cambio genera problemas” y se trataba de una situación transitoria. Desde entonces pasaron casi tres meses.