Domingo, 30 de abril de 2006 | Hoy
EL PAíS › PAPELES GUARDADOS EN EL ARCHIVO DE LA NUNCIATURA PAPAL
El único lugar que le pareció seguro para denunciar la desaparición fue la Iglesia, aunque de nada sirvió. Teresa Escalante acudió al Nuncio Apostólico Monseñor Ubaldo Calabresi en busca del padre de sus hijos, el ex diputado Diego Muñiz Barreto. Calabresi le preguntó al entonces Arzobispo de La Plata Monseñor Antonio Plaza y al ex ministro del Interior general Albano Harguindeguy. “Fue detenido por una comisión policial a cargo del oficial que se identificó como ‘Patti’”, puede leerse en los archivos de la Nunciatura. La búsqueda de pruebas en el proceso de impugnación del represor Luis Abelardo Patti como diputado generó la aparición de documentos inéditos que la Conadep y el diputado Remo Carlotto aportaran como pruebas en la comisión que deberá dictaminar si tiene aptitud moral para asumir como legislador. Este jueves será el turno de Patti para defenderse y de los impugnantes de cuestionarlo. El veredicto lo dará el pleno de Diputados antes del 1o de junio.
Los padres de Escalante vivían al lado de la Nunciatura, en la avenida Alvear. El 22 de febrero de 1977, tres días después del secuestro de su ex marido, fue recibida por Calabresi. “Il 16 febbraio fu sequestrato suo ex marito, il Signor Diego Muñiz Barreto, ex membro di parlamento per il partito Peronista”, reza la nota en italiano que da cuenta del encuentro. En ese documento hay una indicación manuscrita, también en italiano, para que se hablara con Monseñor Plaza y se preparara una nota con los detenidos del sector “especial”. “Detenidos-desaparecidos-secuestrados notificados a la Nunciatura Apostólica del 16 al 28 de febrero de 1977”, se llamó esa lista en la que aparece Muñiz Barreto junto a la familia Coliman, Gloria y Dalia Canteloro, Horacio Ungaro y Daniel Racero (dos de los chicos de La Noche de los Lápices), Jorge Taiana, Julio César Urien y Eduardo Jozami, entre otros.
La Nunciatura elaboró una ficha con el pedido de paradero del ex diputado y su asistente Juan José Fernández, en la que se describe que el 16 de febrero de 1977 circulaban en un auto Fiat 128 cuando fueron detenidos por policías al mando de Patti. También indica que fueron trasladados a la regional Tigre y que allí les informaron que estaba en libertad, mientras que el auto permanecía en la comisaría de Escobar. “Hasta el presente no ha podido obtenerse noticias de los nombrados”, concluye. Durante la recolección de pruebas, el diputado Carlotto encontró sugerentes coincidencias. Según el relato de Fernández, el auto que usaba Patti era “rojo con vivos negros”, tal como lo describió la fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo, María Isabel Chorobik de Mariani, en su testimonio sobre la aparición del ex subcomisario en su casa de La Plata.
El 28 de febrero, Calabresi le envió una carta al ministro Harguindeguy: “Nuevamente tengo el honor de dirigirme a Vuestra Excelencia para entregarle la nómina de los desaparecidos, secuestrados o detenidos (...) lo hago agradecido por la oportunidad que me brinda de poder hacerme útil a sus familias”. El 2 de marzo el Nuncio Apostólico recibió la respuesta de monseñor Plaza: “La Policía no ha realizado este procedimiento”. Todo había sido en vano, pero quedaron los registros. Mientras tanto, los diarios ya daban cuenta de la desaparición y posterior asesinato de Muñiz Barreto, entre ellos el Buenos Aires Herald. El hábeas corpus presentado por él y Fernández también describe que fueron interceptados por una comisión policial al mando de Patti.
El destino de Muñiz Barreto no tardó demasiado en conocerse. El escritor y periodista Rodolfo Walsh lo mencionó en su Carta Abierta a la Junta Militar, en plena dictadura: “Desde enero de 1977 la Junta empezó a publicar nóminas incompletas de nuevos detenidos y de ‘liberados’ que en su mayoría no son tales sino procesados que dejan de estar a su disposición, pero siguen presos. Los nombres de millares de prisioneros son aún secreto militar y las condiciones para su tortura y posterior fusilamiento permanecen intactas (...) El dirigente peronista Jorge Lizaso fue despellejado en vida, el ex diputado radical Mario Amaya muerto a palos, el ex diputado Muñiz Barreto desnucado de un golpe”.
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