Néstor Kirchner tomó ayer la posta de la defensa de la reglamentación de los decretos de necesidad y urgencia y de los denominados superpoderes. Y lo hizo criticando a los que se oponen a los cambios, entre ellos “la vieja dirigencia política que fundió la Argentina” y también algunos legisladores que lo quieren “extorsionar para conseguir prebenda” y no lo dejan “gobernar”. No dio nombres, y eso fue precisamente lo que horas después le reclamaron sectores de la oposición.

“No me quieren dejar gobernar, no quieren que gobierne, no quieren que la Argentina cambie”, dijo Kirchner en la sede del Club Gimnasia y Esgrima de Ituzaingó, donde aseguró que usa “los decretos de necesidad y urgencia para aumentar a jubilados y aumenta salarios” y no para “meterle las manos en el bolsillo a la gente”, como, subrayó, ocurría en épocas pasadas.

Anoche, los diputados macristas Paula Bertol, Esteban Bullrich y Cristian Ritondo, el radical Sergio Varisco y del ARI, Eduardo Macaluse, coincidieron en señalar que el mandatario “tiene la obligación de dar las identidades” de quienes “no lo dejan gobernar”.

Kirchner también habló en defensa de los denominados “superpoderes”, aunque sin mencionar esa palabra con la cual todo el Gobierno está librando una batalla semántica. “Necesito una ley de administración financiera para compensar partidas. No me sirve la que promovió Cavallo porque no nos permite gobernar”, dijo, y recordó que este tipo de poderes especiales para el manejo presupuestario “lo tienen todos los municipios y casi todos los gobiernos provinciales”.

Tanto por el tema DNU como por los superpoderes, el Presidente agradeció “profundamente” a su esposa, la senadora Cristina Fernández, por la pelea que está dando en el Senado “para cambiar la historia”. Y acotó que “Cristina se enoja pero no manda carta-documento y dice las cosas tal cual son, porque tiene las manos y la conciencia limpias”.