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El eterno revanchista

José Luis Barrionuevo va por varias revanchas en Catamarca, donde nunca ganó pero representó a la provincia ante el Parlamento nacional. Senador por la minoría provincial, lanzó su candidatura a la gobernación en 2003, antes de que terminara su fugaz mandato. La “proscripción” como candidato desató su ira y comandó la quema de urnas para anular las elecciones. El escándalo llegó rápidamente al Senado, donde Cristina Fernández de Kirchner encabezó la cruzada para echar al sindicalista de la Cámara alta, pero el PJ no avaló la embestida. Durante dos años se dedicó al sindicato de gastronómicos que dirige hace más de dos décadas, a sus “negocios” en el PAMI, la interna cegetista y al club de sus amores: Chacarita. En 2005, volvió a ser candidato a diputado nacional por Catamarca. Quedó tercero, pero alcanzó un escaño en la Cámara baja. Esta vez hará otro intento para llegar a la gobernación de su provincia, pero está lejos de alcanzarla. Su preocupación pasa ahora a no “caer por paliza”.

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