Hace quince días, Cristina Fernández de Kirchner se reunió con los senadores Miguel Pichetto y José Pampuro para definir cómo quedaría el Senado a partir del 10 de diciembre. Allí se acordó que el embajador en Francia, Eric Calcagno (foto), regresaría a Buenos Aires para ocupar la banca que dejará vacante Graciela Ocaña al asumir como ministra de Salud. Calcagno será reemplazado por el ejecutivo de Peugeot, Luis Ureta Sáenz Peña, como contó la propia presidenta electa en la entrevista con este diario. En la reunión con Pichetto y Pampuro, CFK les dijo que a Calcagno lo debían colocar al frente de la comisión de seguimiento de las cuentas del Estado. Economista con un perfil muy progresista para su campo, Calcagno se especializó durante su carrera en temas de fomento a las pymes. Esa especialidad impulsó varios rumores en las últimas horas: la posibilidad de que Calcagno no asuma finalmente la banca sino que recaiga en la Secretaría de Industria, Comercio y Pymes del Ministerio de Economía. En ese caso la banca quedaría vacante: la pérdida de un senador no afectaría demasiado al oficialismo, ya que con el ingreso de los nuevos senadores quedaría a sólo tres legisladores de los dos tercios. Sin embargo, todo indica que Calcagno cambiará el aire francés por el hemiciclo del Senado. Será su sucesor, de mejor llegada al mundo económico por su condición de ejecutivo, quien tendrá la tarea de acercar posiciones con el gobierno de Nicolas Sarkozy y el titular del FMI, Dominique Strauss-Kahn. El objetivo es bastante conocido: la Rosada quiere acordar sí o sí el pago de la deuda con el Club de París.