Después de una semana agitada en la ciudad, Elisa Carrió consiguió una nueva incorporación peronista: los ex legisladores Ariel Schiffrin y Milcíades Peña. Peña se hizo conocido cuando enfrentó a Aníbal Ibarra y luego hizo campaña con la imagen en la boleta de las zapatillas de Cromañón, donde murió su ahijado. Dejó el kirchnerismo y se sumó al espacio de su principal opositora. “Después de Cromañón, Kirchner se encolumnó detrás de Ibarra y el statu quo. Cacarea por un lado, pero pone los huevos por otro”, dijo Peña a Página/12.

Emigrados a fines del año pasado del gobierno de Jorge Telerman, el grupo Rayuela lo encabezan tres dirigentes, los dos ex legisladores y Mauricio Tarullo, ex subsecretario de Descentralización con Ibarra y Telerman. A través del trabajo sobre comunas, se acercaron al legislador de la CC Sergio Abrevaya. “Lilita está chocha. Milcíades fue un buen legislador y es un dirigente honesto”, cosechó elogios desde las filas cívicas.

Los tres dirigentes estuvieron cerca de Ibarra hasta el incendio en Cromañón. Tras la ruptura, Peña se mantuvo dentro del kirchnerismo. Luego, Telerman lo sumó a su gestión como coordinador de la Unidad Ejecutora de Proyectos para la zona sur. En esa campaña comenzó el acercamiento a Carrió. Estuvieron cerca de salir a apoyarla en la elección a presidenta, pero los espantó el diálogo con Ricardo López Murphy. Esta semana, finalmente, definieron su incorporación. “Queremos sumar a un espacio que disputa la ciudad con un modelo distinto del de Macri y con una propuesta distinta de la que ya fracasó en la ciudad”, sostuvo Peña. “Hemos tenido muchas coincidencias con el ARI y con Carrió, más allá de que uno no esté de acuerdo en un ciento por ciento”, explicó.