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1 De esto no se habla

Creo que hay algunos aspectos que no se mencionaron y, a mi modo de ver, producen un efecto importante que muchas veces determina que una persona se acerque o no a pedir ayuda. Hay un enorme prejuicio social que se genera cuando se menciona el consumo de alguna sustancia ilícita. Se produce un efecto de desactivación del cuerpo social que lo único que pide es que: “eso desaparezca lo antes posible”. Esto tiene un fuerte efecto segregativo y por lo tanto iatrogénico. Y me pregunto si la escasa de oferta del sector público, no en términos de “becas” sino de una política pública seria en materia de prevención y asistencia no responde a ese mismo prejuicio.

También creo que es necesario mencionar, ya que en el debate surge un dato más que preocupante en relación al consumo de alcohol, la permisividad de la que gozan muchos jóvenes para el encuentro llamado “la previa”, donde la cantidad de alcohol que se consume es a veces, tan considerable, que eso en sì mismo es problemático.

Patricia m. Meyrialle

2 La víctima paga

Nadie duda que la droga es un problema nuestro y mundial, es un flagelo y además un negocio millonario. En un punto, no en todos, creo que es comparable con la trata de personas. Es un flagelo, es destructor de vidas y familias y es un negocio millonario. Ambos comandados por las mafias, ambos muertos de risa ante las políticas restrictivas. Ahora, criminalizar a las víctimas, no sólo no termina con esta fuente de miseria y muerte sino que contribuye con ella. Que una persona que es rehén de una sustancia, que no puede dejar de consumirla sin recibir ayuda, no es un delincuente. El narcotraficante sí lo es. Me parece que por un lado la criminalización es inútil y a su vez es algo completamente injusto. Creo que los legisladores deberían plantearle a la sociedad qué es lo que esa misma sociedad está buscando. Si quiere una sociedad hecha de cárceles para esconder lo que no nos gusta o si quiere buscar la forma para que ingresemos todos menos los que quieren quitarnos la vida, la libertad y la paz.

Luis Alberto Castagnola

3 La salud, el derecho y el derecho a la salud

¿Por qué un tema que es de salud pública, como también lo es el tema del aborto, termina siendo objeto de regulación penal? ¿No habíamos quedado en que quien depende del alcohol, del cigarrillo o de las drogas era un enfermo? Y al enfermo, ¿no habría que ingresarlo en el circuito sanitario en lugar de tratarlo como a un delincuente? ¿Por qué tanto en tema aborto como en tema droga, parece que los que estamos a favor somos unos aborteros o unos drogonoes desatados? ¿No hay ya una mala fe en presentar la polémica en estos términos? Bueno, muchas preguntas que quedan sin responder por ahora. Aunque me alegra que estos temas empiecen a salir a la luz y no sólo comandados por los fundamentalistas.

Me habría gustado saber un poco más sobre qué sustancias, por qué unas sí y otras no, en qué circunstancias, se estpan teniendo en cuenta a la hora de armar los proyectos.

Dra Marisa Gallo

4 El peligro de la normalización

No creo que nadie sea capaz de sostener seriamente que si se despenaliza la droga, el narcotráfico va a sufrir un duro golpe. En cambio, tampoco creo que nadie pueda negar que si el consumo, que afortunadamente aún es tabú, si se lleva a cabo al aire libre no va a generar una cultura amigable con el consumo. Cómo explicar a los hijos que no está bien drogarse si no es algo mal visto como lo es hoy. Será que queremos volver atrás para luego dentro de cincuenta años tener que obligar a que los restaurantes y las oficinas se conviertan en lugares “libres de droga”.

Manuel Aguirre

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