El desconcierto que generaron las tres caídas consecutivas de cargas desde un empalme de la autopista 25 de Mayo, a la altura de Constitución, derivó en marchas y contramarchas. Después de haber anunciado su cierre por 30 días, ayer, el gobierno porteño reabrió el rulo pero sólo para el tránsito liviano. Lo hizo después del descomunal caos que generó el cierre. Para eso instalaron un limitador de altura, por lo que no pueden pasar vehículos que superen los 2,10 metros.

La decisión de restablecer el tránsito había sido adelantada por el jefe de Gabinete de la ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, quien sugirió disponer de agentes policiales sobre la autopista para controlar la velocidad, propuesta que fue cuestionada con dureza por el Ministro de Justicia de la Nación, Aníbal Fernández.

Tras recibir un informe preliminar de la Facultad de Ingeniería de la UBA donde se indica que el empalme no es riesgoso para los autos, el Ministerio de Desarrollo Urbano dispuso la reapertura. Sin embargo, se advirtió que “debido a los reiterados accidentes de camiones que se registraron, continuará prohibida la circulación de tránsito pesado hasta que se adopten las medidas” que dicha facultad recomiende en su informe técnico final”.

Por lo tanto, los camiones que transiten de este a oeste deberán continuar por la autopista hasta la bajada de Entre Ríos y de ahí buscar la 9 de Julio para ir hacia Avellaneda.

Aníbal Fernández cuestionó la decisión de poner un agente en el lugar y opinó que el problema se resuelve si se consigue que “los camiones reduzcan la velocidad” de manera tal que no provoquen “ningún tipo de efecto con la inercia en su propia carga”. “Decir que van a poner un control en la autopista es tomarle el pelo a la gente”, opinó Fernández. “El error está en la construcción, es una falla de la ingeniería”, afirmó.

El miércoles, el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, había interpretado que los accidentes se produjeron porque los camiones circulaban con “sobrepeso” y con “la carga mal estibada”.