El general Miguel Hidalgo está exultante porque sus hombres dieron con 222 kilos al sur, en la ruta hacia Arequipa, y con otros 150 en Lima. Su performance ha mejorado en los últimos meses, con la Dirandro bajo su mando. Es que cinco toneladas de incautación para un país que produce 190 en el último año no resulta ni cercano a una medida deseable para el gobierno de Alan García, a quien Estados Unidos asiste con casi 60 millones de dólares al año para el combate al narcotráfico, amén de los abundantes agentes de la DEA que permanecen en Perú bajo el ala protectora y omnipresente de la embajada norteamericana. Pero no sólo el cargamento lo enorgullece al general. La cantidad de burriers detectados por su dirección en el aeropuerto Jorge Chávez, de Lima, resulta de un crecimiento abismal.

–¿Cómo explica usted el crecimiento del tráfico hacia Buenos Aires?

–Voy a tener que reconocer una situación que es lamentable para nosotros. Se está elaborando en Perú una cocaína de alta calidad, por las condiciones que tiene cierta parte de nuestra selva. Es un lugar propicio para la siembra de coca con alto porcentaje de alcaloide. Es una hoja de coca de primera calidad, por lo tanto la cocaína que se produce es muy buena. Entonces los consumidores, considero yo, prefieren este tipo de cocaína que no tiene impurezas que a veces en este negocio de la muerte que es la droga, se presentan sobre todo en la venta al paqueteo. Ese es uno de los motivos: se está elaborando mucha droga. Esto es requerido por los mercados. Y la Agentina es uno de los países en los que el consumo aumenta. Por ese motivo hay mucha gente que está llevando droga a Buenos Aires.